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martes, 11 de agosto de 2015

Opinión literaria: "El Ojo Fragmentado (El Portador de Luz, 3)", de Brent Weeks por Francisco José Arcos Serrano


Una tercera entrega que, dejando de lado su trama principal, incide más en la psique de sus personajes, y donde vemos a un Brent Weeks mucho más sádico en el tratamiento de los mismos”



Antes de nada tengo que ADVERTIR que es muy difícil hablar de esta tercera entrega sin caer en los consabidos ‘spoilers’, así que si no habéis leído los dos libros anteriores os recomendaría que no sigáis leyendo a partir de aquí.


Mientras los viejos dioses empiezan a desperezarse y las satrapías se fracturan, la Cromería lucha a contrarreloj por encontrar al Prisma perdido, el único hombre capaz de detener la catástrofe. Pero Gavin Guile ha sido apresado por un viejo enemigo y ahora es esclavo en una galera pirata. Y lo que es todavía peor, ya no cuenta con la única cosa que lo definía como Prisma: la capacidad mágica de trazar.
Sin la protección de su padre, Kip Guile se tendrá que enfrentar él solo a un maestro de las sombras, al tiempo que su maquiavélico abuelo empieza a ponerlo todo en marcha para escoger a un nuevo Prisma e instaurarse a sí mismo en el poder. Con la ayuda de Teia y Karris, Kip deberá emplear todo su ingenio para sobrevivir a una guerra secreta entre casas nobles, facciones religiosas, rebeldes y una orden de asesinos ocultos en auge, el Ojo Fragmentado.


Hoy os traigo por aquí la reseña de la tercera parte de la saga El Portador de Luz, sin lugar a dudas, una de las novelas río que más estoy disfrutando entrega tras entrega, posicionando a su escritor, Brent Weeks, como uno de los mejores escritores de literatura fantástica que existen hoy en día.
Centrándonos en ‘El Ojo Fragmentado’ (y tras ese final de ‘La Daga de la Ceguera’ que nos dejó a todos con el corazón en un puño), Brent Weeks continúa con su excelente buen hacer en otra kilométrica entrega, la cual sirve como punto de transición o preparación para poder adentrarnos en su cuarta y última parte en la que anda enfrascado actualmente.
Existen varias tramas que sirven de eje vertebral durante toda la narración, a través de las cuales el escritor nos desvela nuevos secretos de la Cromería, donde nada (ni nadie) es lo que parece ni dice ser.
Brent Weeks reserva a uno de nuestros personajes principales (y uno de los favoritos por el público) una posición de segundo plano, indagando aún más en su personalidad y preparándonos seguramente así para un final de fiesta ‘marca de la casa Weeks’.
Se nota en estas páginas un ritmo un tanto más pausado y dilatado que en ocasiones anteriores, incidiendo quizás un poco más en la parte más humana de los personajes, dejando la acción un poco apartada en detrimento de lo anterior.
No significa esto ni mucho menos que el ritmo del libro decaiga, sólo que deja la sensación que la trama principal parece que no avanza demasiado, dejando espacio para otros sucesos o subramas repletos de nuevas caras y escenarios, los cuales van salpicando la narración a medida que avanzamos en la lectura del libro.
Como señal de identidad el escritor vuelve a dejarnos boquiabiertos con un final de nuevo apoteósico donde el destino de nuestros protagonistas está más al límite que nunca, detalle que va a provocar que la espera para el próximo libro se haga eterna.
En definitiva: ‘El Ojo Fragmentado’ es un cóctel repleto de personajes memorables, intriga, traiciones, redes políticas y múltiples narradores (aquí juega una labor fundamental su traductor Manuel de los Reyes) que te engancha y no te suelta.
¿A qué esperáis para subiros al gran fenómeno literario que supone esta tetralogía?


viernes, 5 de junio de 2015

Opinión literária: "La Daga de la Ceguera" (El portador de Luz 2), de Brent Weeks. Reseña de Francisco José Arcos Serrano

 

“Una segunda parte que amplía el fantástico mundo de esta saga, llamada a convertirse en un clásico moderno”

Gavin Guile pensaba disponer de cinco años más de existencia como Prisma, y ahora resulta que le queda menos de uno. Con cincuenta mil refugiados a su cargo, por no hablar de un hijo ilegítimo que hay que formar en las artes mágicas y una ex novia que bien podría haber descubierto su más oscuro secreto, le llueven los problemas.
De repente, la magia en todo el mundo está fuera de control, y este caos amenaza con acabar con las Siete Satrapías. Peor aún, los dioses antiguos están a punto de renacer, y sus ejércitos parecen imparables. Tal vez el único camino para la salvación sea arrojar luz sobre la mentira que rige la vida de Gavin desde hace dieciséis años.

Brent Weeks dejó el pabellón bien alto con el final de El Prisma Negro (El portador de Luz 1), así que ya había ganas de hincarle el diente a la segunda parte de esta tetralogía que tanto éxito está cosechando entre los amantes de la literatura fantástica.
En este segundo libro (y al contrario de lo que ocurría en su primera parte) el escritor opta por adentrarnos de lleno en la acción tan sólo unos días después de los hechos de El Prisma Negro: respecto a esto tengo que decir que a pesar de las más de 900 páginas de las que consta esta nueva entrega, Weeks se las apaña para que el ritmo no decaiga en ningún momento.
Volvemos a encontrarnos con Gavin, Kip, Liv y a Andross Guille (entre otros), protagonistas que irán creciendo conforme avanza la narración y cuyas elecciones en un momento determinado variarán el camino de otros personajes, siendo estos el cultivo para nuevos acontecimientos y giros que nos mantendrán de nuevo enganchados.
Otro de los detalles que no debemos pasar por alto es la presentación de nuevos personajes (secundarios en su mayor parte), todos ellos relacionados con innovadores patrones de la luxina. Conociendo a Brent Weeks seguro que nos aguardarán muchas sorpresas en un futuro cercano con respecto a estas nuevas incursiones.
Otra de las grandes virtudes de este libro son las diferentes subtramas que finalmente convergen en varias líneas narrativas, todas ellas repletas de increíbles escenarios y territorios repletos de luces y colores que harán volar nuestra imaginación.
De todos los personajes quizás me siga quedando con Kip, una de esas creaciones que te van ganando poco a poco y al que definitivamente le coges cariño (es muy fácil poder identificarse con él en algunos aspectos de su vida).
Cuando finalizas la lectura de La Daga de la Ceguera te queda la sensación de haber leído una gran continuación, en la que Weeks no cesa en su empeño de seguir enriqueciendo este fantástico mundo lleno de aventura, magia, intriga y múltiples conspiraciones en la sombra; todo ello no hace más que potenciar la excelente labor de este autor como escritor todoterreno de calidad (narración fluida, descripciones justas sin llegar a ser cansinas y un uso de los diálogos muy eficaz son algunas de las cualidades de Brent Weeks).
Respecto a la edición: sólo comentar la reducción del tamaño con respecto a la entrega anterior y la existencia de un apéndice repleto de información que nos ayudará a entender mucho mejor a los personajes y algunos conceptos un tanto complejos que salpican la narración.
En definitiva: La Daga de la Ceguera no decepciona para nada (incluso podríamos decir que supera a su predecesora), así que desde aquí mi más sincera recomendación para que os subáis a la fiebre de El portador de Luz, una de las mejores sagas de fantasía de la actualidad.

viernes, 8 de mayo de 2015

Opinión Literaria: "El Prisma Negro (El portador de la luz 1)" de Brent Weeks por Francisco José Arcos Serrano

 

"El Prisma Negro es el inicio de una apasionante nueva saga que entusiasmará a los seguidores de Brent Weeks y encandilar a nuevos adeptos"

 

El aclamado autor de «El Ángel de la Noche» vuelve con una espectacular nueva saga de fantasía épica.
Gavin Guile es el Prisma, el hombre más poderoso del mundo, además de sumo sacerdote y emperador, encargado de mantener una paz resquebrajadiza que solo se sostiene en virtud de su poder, ingenio y carisma. Pero la vida de los Prismas nunca es larga, y Guile sabe con exactitud de cuánto tiempo dispone: cinco años en los que deberá lograr otros tantos objetivos imposibles.
Cuando Guile descubra que tiene un hijo, nacido en un reino lejano al término de la guerra que lo condujo al trono, tendrá que decidir qué precio está dispuesto a pagar con tal de proteger un secreto que podría reducir su mundo a escombros.



No puedo empezar este texto de otra manera: No soy un fiel lector de fantasía heroica (de hecho ya ni me acuerdo del último libro que leí de esta etiqueta).

Llevo muchos años en esto de leer libros e intento no adscribirme tan sólo a un par de géneros y es aquí cuando esta sabia decisión me lleva a descubrir literatura de calidad y a llevarme a escritores que, aunque se alejen de lo que en ese preciso momento me apetece leer, mi sexto sentido me avisa de que ahí hay algo y que no debo olvidar para un futuro (lejano o cercano, nunca se sabe).

Con esta sencilla premisa (y ahora que se acaba de editar la tercera parte de la nueva trilogía de Brent Weeks) es cuando me lanzo a El Prisma Negro, la primera parte de esta nueva saga que está cosechando a su escritor grandes dosis de fama.

Pues bien: tras estar sumergido en estas páginas unas cuantas semanas (los combates cotidianos apremian y hay que dejar la lectura a un lado durante días aunque cueste) me he encontrado una historia trepidante y llena de aciertos, la cual me ha inscrito desde ya en el club de fans de Brent Weeks.

El escritor se saca de la manga unos complejos códigos de Magia inéditos hasta la fecha (al menos para servidor) y lo conjuga a la perfección con un mundo de fantasía épica donde no faltarán los lugares comunes (lo cual no tiene porqué ser negativo) que gustará a los adeptos de este tipo de literatura.

En cualquier novela de fantasía no pueden faltar unos buenos personajes y unas tramas y subtramas que mantengan en vilo al lector; pues en El Prisma Negro vamos a encontrar esto y mucho más, ya que el imaginario de Weeks parece no tener parangón y nos va sorprendiendo con giros inesperados que no hacen más que potenciar el buen hacer del escritor, amén de unos carismáticos personajes que se guardan en su mayoría una plétora de secretos que iremos descubriendo poco a poco.

A los lectores impacientes decir que lo realmente bueno de la novela empieza una vez finalizado su primer tercio y que a partir de ahí recomiendo estar sentados cómodamente para disfrutar de unas páginas trepidantes e imprevisibles (comento esto porque es tal la información dada al principio que puede apabullar a más de uno).

En definitiva: una fantástica lectura río que desprende originalidad por el propio estilo de Brent Weeks y que deja con unas ganas tremendas de saber cómo continúa la historia.

No puedo finalizar la reseña sin hacer mención al trabajo de Plaza y Janés en la edición final del libro, ya que sorprende hoy en día encontrarse con un libro tan bien editado y sin errores de ortografía (una de las lacras que me encuentro más de la cuenta últimamente), lo que es un verdadero placer siempre para el lector.