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lunes, 23 de marzo de 2015

Placeres Culpables: "El bueno, el malo y el raro" por Pau Varela



Título original: El bueno, el malo y el raro (Jo-eun nom nappeun nom isanghan nom). 
Dirección: Kim Jee-woon.  
Guión: Kim Jee-woon y Kim Min-suk. 
Música: Dalparan y Jang Yeong-gyu.  
Fotografía: Lee Mo-gae. 
Producción: Barunson Co. Ltd. y Grimm Pictures.  
Distribuida por: IFC Films.  
Fecha de estreno: 17 de julio de 2008.  
País: Corea del sur.  
Presupuesto: 10 millones.  
Recaudación en taquilla: 44 millones. 
Reparto: Kang-ho Song (Yoon Tae-goo / El raro), Byung-hun Lee (Park Chang-yi / El malo), Woo-sung Jung (Park Do-won / El bueno), Yoon Je-moon (Byeong-choon), Ryu Seung-soo (Man-gil), Song Yeong-chang (Kim Pan-joo), Son Byeong-ho (Seo Jae-sik) y Oh Dal-su (Park Seo-bang).



Sinopsis:
Tres forajidos coreanos recorrerán la Manchuria ocupada por el ejército japonés durante La Segunda Guerra Mundial en busca de un mapa que se dice indica la situación de un auténtico tesoro; Do-wan —el bueno—, un caza recompensas tan sobrio como su código de honor, Chang-yi —el malo—, un asesino despiadado, y Tae-goo —el raro—, un ladrón de medio pelo. Los tres anhelan el tesoro por distintos motivos, los tres tienen deudas que saldar entre sí. No serán los únicos que persigan el mapa. El ejército japonés y una banda de ladrones local también le siguen la pista. Todos ellos cruzaran sus caminos jugando al gato y el ratón y dejando una buena pila de cadáveres a su paso.




¿Qué hay mejor que un western que en su secuencia inicial incluye un espectacular asalto a un tren, un misterioso mapa del tesoro, un argumento lleno de acción y comedia, y personajes memorables? Pues añádele a todo eso el toque del cineasta surcoreano Kim Jee-woon y tendrás uno de los westerns más originales y entretenidos de los últimos desde… ¿qué sé yo? ¿Cuánto hace de la muerte de Sergio Leone? ¿Veinte o treinta años? Pues eso. El bueno, el malo y el raro es jodidamente divertida. Al mismo tiempo que reconoce los elementos clásicos del género, no tiene problema en limpiarse el culo con ellos. El espíritu del maestro italiano del spaghetti western no solo se encuentra en el homenaje del título, sino que sus personajes y lenguaje cinematográfico le deben mucho a Leone. Kim —más conocido en estos lares por la magistral y terrorífica I Saw The Devil (2010)—, logra crear además una obra única. Este noodle western es un film largo, por encima de las dos horas, pero su ritmo desenfrenado hace que apenas se note.




Rodada en el desierto de Gobi con espectaculares gran angulares y una cámara siempre en movimiento siguiendo la acción —otro guiño al maestro Leone—, El bueno, el malo y el raro combina escenas de acción coreografiadas con la garantía propia del cine asiático y filmadas con una belleza fotográfica poco común en este tipo de films, utilizando una paleta de colores brillantes que componen un festín para los sentidos. El trabajo técnico detrás de cada escena es fluido y realmente fresco, y el acompañamiento de la música, con melodías propias del western mezcladas con ritmos latinos, no hace sino acentuar la efectividad del conjunto. Como se ha visto en casi toda su filmografía, a excepción tal vez de su primera producción hollywoodiense The Last Stand (2013), Kim tiene un sentido de la puesta en escena refinado y a la vez exuberante, heredada de sus años como director teatral, cosa que queda patente desde el asalto al tren con el que se inicia el film. Pocas veces el arranque de una película tiene el efecto de dejarte con las manos aferradas al sillón ya de entrada, así sin avisar y sin anestesia, y a pesar de que lo más normal sería que el resto del metraje no lograra replicar esa fuerza inicial, lo cierto es que no solo consigue mantener la tensión y la espectacularidad en alto, sino que incluso la eleva. 




Ese descontrol narrativo es el punto más problemático del film, ya que lo lleva al extremo hasta las últimas consecuencias, sin molestarse en justificar o desarrollar más de la cuenta el argumento. Por el contrario, la acción es seguramente el punto fuerte, en un ejemplo de que la forma puede ser tanto o más importante que el fondo en un film. Si en la mayoría de películas de este tipo experimentamos la acción desde el punto de vista del personaje que realiza las acciones, Kim nos aleja y nos obliga a centrar nuestra atención en el receptor de la acción, apoyándose en la sensación de anticipación por lo que está a punto de suceder y no en la sorpresa de ver algo explotar de repente.




Los personajes principales siguen el patrón del spaghetti western, con personalidades un tanto descarnadas y carentes de profundidad dramática. No hay una moraleja elaborada detrás de los sucesos que se muestran ni nada parecido, más bien es un cartoon extravagante donde los personajes sirven al propósito general de entretener a toda costa. Y esto, aunque los más puristas puedan arquear sus cejas juiciosas, es realmente de agradecer. Los tres actores que encarnan al trio protagonista clavan sus papeles a la perfección —ojo a la estética de los tres, que va del look cowboy clásico de Do-won (el bueno) al rollo más emo de Chang-yi (el malo)—, y donde no llega el guion lo suplen con un carisma que desborda la pantalla.


Jun Woo-Sung  es tal vez de los tres quien permanece más tiempo en un segundo plano, interpretando a un personaje lacónico, sin pasado ni otra función que la de representar el honor y poco más.Lee Byung-hun clava el rol de malo estereotipado, el muy cabrón es una fuerza sanguinaria imparable durante toda la película, asesinando a sangre fría a rivales y compañeros indistintamente. La proliferación de primeros planos de él dice mucho del trabajo realizado por el actor para transmitir las motivaciones del personaje sin apenas palabras. Pero el gran protagonista de la función es sin lugar a dudas Song Kang-ho - a quien algunos recordaran por su papel en Memories of Muerder (Bong Joon-ho, 2003) y The Host (Bon Joon-ho 2006) - Los momentos cómicos más brillantes y divertidos corren a su cargo.Tomando un personaje que podría haber resultado un tanto cargante para el espectador, consigue crear tal vez al más humano de los tres, alguien con quien podemos empatizar sin dificultad.




En definitiva, El bueno, el malo y el raro es un film excelente. El aspecto técnico es sobresaliente y la mezcla de western, comedia y acción es jodidamente deliciosa. Las secuencias de acción son espectaculares y resulta fácil obviar las lagunas en la narración gracias al puro disfrute que se siente durante su visionado. Cualquier persona que se considere un apasionado del cine tiene que ver esta película, así de simple. Se trata de entretenimiento puro y duro.

martes, 10 de marzo de 2015

Placeres Culpables : "Detention" por Pau Varela




Título original: Detention
Dirección: Joseph Kahn.  
Guión: Joseph Kahn y Mark Palermo. 
Música: Brain & Melissa. 
Fotografía: Christopher Probst. 
Producción: Detention Films. 
Distribuida por: Sony Pictures. 
 Fecha de estreno: 13 de abril de 2012. 
País: EEUU. Presupuesto: 10 millones. 
Reparto: Josh Hutcherson (Clapton Davis), Shanley Caswell (Riley Jones), Spencer Locke (Ione Foster / Sloan Foster), Aaron David Johnson (Sander Sanderson), Walter Perez (Elliot Fink), Dane Cook (Director Karl Verge), Yves Bright (Sr. Kendall), Parker Bagley (Billy Nolan), Tiffany Boone (Mimi), Jonathan "Dumbfoundead" Park (Toshiba) y Travis "Organik" Fleetwood (Gord).

Sinopsis:
Riley quiere morirse. Vamos, como cualquier adolescente que se precie. El amor de toda su vida, el carismático Clapton Davis, está a su vez enamorado hasta las trancas de Ione, la típica rubia animadora y presumida que, para más inri, solía ser la mejor amiga de Riley. Sus vidas se complicaran más allá del ‘’qué me pongo para el baile de graduación’’ cuando un asesino empiece a descuartizar a los alumnos de su instituto a diestro y siniestro. El brillante plan del inepto director del instituto no es otro que castigar a los alumnos más rebeldes durante todo un día para así evitar más muertes. Lo que seguirá es uno de los viajes más locos y postmodernos del cine de los últimos años.


Recientemente internet ha estallado con el cortometraje que Adi Shankar, productor de Dredd (Pete Travis, 2012), colgó en la red basado en la popular franquicia de los años 90 Power Rangers (los primeros superhéroes abiertamente gais de la historia de… ¿Qué? ¿Qué no eran gais? ¿Tú has visto cómo vestían? Sabes que, es igual).




El corto, que mostraba a los héroes de un modo más oscuro y violento, completamente diferente al rollo camp de la serie original,  ha sido recibido de forma entusiasta por los fans y no fans, y se ha vuelto en un fenómeno viral a escala mundial hasta el punto que Saban Entertainment, quien ostenta los derechos de la serie original y que a su vez está desarrollando un reboot (uno más, yupiiiiii) para la gran pantalla, tomó acciones legales para que el vídeo fuera retirado de manera inmediata. Desde entonces, Shankar ha estado defendiendo su derecho artístico a distribuir el corto, ciertamente más cerca del fan fiction que de un producto profesional, pero aun así uno no puede evitar preguntarse si todo este lío lo ha montado para darse publicidad a sí mismo, porque, al fin y al cabo, el tío ha cogido una propiedad intelectual que no le pertenece… en fin.

Junto a Shankar también ha estado pidiendo que el corto vuelva a colgarse en la red su director, Joseph Kahn. ¿Y quién es el tal Kahn?




No, lo siento chicas, por una vez no es él. Joseph Kahn es el aclamado director de videoclips musicales tales como ‘’Blank Space’’ de Taylor Swift, ‘’Toxic’’ de Britney Spears y ‘’Love the Way You Lie’’ de Eminem




Kahn, a su vez, es también uno de los cineastas que todo amante del cine moderno debería tener en su órbita, por lo que pueda pasar (¿ y lo bien que queda decir aquello de ‘’yo ya sabía que este tío era bueno’’ delante de los colegas? No me neguéis que os pone un poco palotes).

Kahn solo ha firmado dos largometrajes en una carrera, que se expande a lo largo de un cuarto de siglo. Del primero, Torque (2004), no vamos hablar (¿por qué? os preguntareis, pues porque este post lo estoy escribiendo yo, por eso). Es la segunda, Detention, la que tenéis que conseguir ya mismo a través del método legal de vuestra elección (guiño, guiño). Es la clase de película que solo un cineasta con una visión muy particular de lo que es la narración audiovisual podría engendrar. El caos planificado que son sus 90 y pocos minutos de metraje es seguramente la muestra de cine postmoderno más extrema que encontraréis, capaz de hacer llorar a Birdman (Alejandro González Iñárritu, 2014) de vergüenza.




Detention es la clase de película que sabes perfectamente si te va a gustar o no después de ver solo los primero 5 minutos. Si eres la clase de persona que siempre anda buscando algo nuevo y diferente que degustar, te vas a meter de lleno en un viaje alucinógeno de los buenos. Si solo quieres que te cuenten lo mismo de la misma manera que te lo han contado cien veces antes, sal cagando leches de aquí y no vuelvas, porque esta película tiene mucho más cerebro que tú. La narración no te da ni un respiro para que puedas tratar de encontrarle sentido a su trama, la estética y la saturación de referencias a la cultura popular (en especial de la década de los 90) es tal, que si pestañeas tan solo un segundo te puedes perder un guiño u homenaje. Hay tantos géneros triturados y esparcidos aparentemente al azar en ella que puedes acabar teniendo la sensación de estar viendo varias películas a la vez. Hay terror, slasher, violencia, viajes en el tiempo, aliens, metaficción y música rematadamente buena.

El resultado es satisfactorio para algunos, insoportable para muchos. Y es que la forma en la que el film está concebido es un corte de mangas nada disimulado a la manera de realizar películas tradicional. Kahn tuvo que producirse él mismo la película, y no es de extrañar. En él el cineasta es capaz de encapsular el boom cultural de los últimos veinte años, el tipo de film que generaciones posteriores verán para poder entender el desastre en el que vivimos hoy en día. El plano sin cortes en el que uno de los estudiantes castigados relata cómo lleva en esa aula nada más y nada menos que 19 años es arte puro en movimiento. Aun así, como la vida misma, Detention no está libre fallos. Los saltos temporales y como estos afectan a los personajes hacen que por momentos el ritmo trepidante se atasque un poco, y la ilusión que sostiene toda la película se desvanece en algunos momentos. Josh Hutcherson está ahí y se puede ver que su capacidad para actuar es tan buena como lo que vemos en la saga de Dónde está Peeta, mierda, quiero decir de Los Juegos del hambre, pero también hay que decir que ayudó a producir la película así que, hey, bien por ti Peeta.



Desgraciadamente —y, porque negarlo, no es ninguna sorpresa— Detention pasó sin pena ni gloria por las pantallas de medio mundo. Pero tú que has llegado hasta el final de este artículo, tú que evidentemente eres una persona culta y con inquietudes, no puedes dejar pasar una obra como esta.  Así que ya sabes que hacer esta noche, y una vez la hayas visto no dudes en volver para darme las gracias. Y si no te gusta es que no molas.