Placeres culpables:
El hermano de otro planeta
(John Sayles, 1984)
Título
original: The Brother from
another Planet.
Dirección: John
Sayles.
Guión: John Sayles.
Música: Mason Daring, John Sayles y Denzil Botus.
Fotografía: Ernest R. Dickerson.
Producción: Peggy Rajski y Maggie Renzi.
Fecha de estreno: 7 de septiembre de
1984.
País: EEUU.
Reparto: Joe Morton (Hermano), Daryl Edwards (Fly), Steve
James (Odell), Leonard Jackson (Smokey), Bill Cobbs (Walter),
Maggie Renzi (Noreen), Tom Wright (Sam), Minnie Gentry (Mrs.
Brown), Ren Woods (Bernice), David
Strathairn (Hombre de negro 1) y John Sayles (Hombre de negro 2).
Sinopsis:
El
‘hermano’ es como cualquier otro hombre afroamericano que habita en el barrio
de Harlem en Nueva York, salvo por el nimio detalle de provenir de otro planeta
y tener tres dedos en ambos pies. A pesar de poseer poderes telequinéticos, no
puede hablar, lo que dificulta su adaptación al nuevo planeta y a la población
indígena que lo habita. Todo se complica cuando dos misteriosos hombres de
negro aparecen en el barrio buscándolo

Cuando la humanidad no se aventura en el espacio buscando
pelea, se dedica a ejercer de anfitriona para todo tipo de seres
intergalácticos, muchas más veces que menos quedando retratada. El hermano de otro planeta (John Sayles,
1984) dramatiza el encuentro entre dos mundos diferentes y explora límite entre
el alienígena y su entorno —nosotros—, utilizando la figura del ‘inmigrante’
ilegal para comentar sobre la sociedad estadounidense de la década de los 80, y
mezcla elementos de comedia dentro de un argumento propio de la ciencia
ficción. La película explora diversos temas raciales, como la asimilación
cultural, la representación discursiva y los estereotipos raciales.
La película es una producción independiente realizada en base
a un presupuesto de 350.00 dólares procedentes de la beca MacArthur que le
otorgaron a John Sayles, uno de los pioneros del cine ‘indie’ norteamericano, en
1983. El alienígena de Sayles —interpretado
por Joe Morton, a quien probablemente recordéis como el creador de skynet en Terminator 2: el juicio final— no es una figura salvadora como Superman, o un
adorable turista perdido como E.T., sino un refugiado obligado a entender a
marchas forzadas lo que sucede a su alrededor, pasando del terror y confusión ddel
primer contacto con la humanidad, a un sentido de pertenencia ganado hacia el
final de la película. En términos de apariencia es un extraterrestre atípico,
ya que se ve exactamente igual que cualquier otro hombre negro de Harlem, con
sólo dos excepciones: no habla y tiene tres dedos en cada pie. Como resultado, cuando se cruza con algún ‘nativo’ en su
camino es interpretado de forma rápida y categorizado como ‘hombre negro’,
aunque su mutismo no da nada sobre lo que sustentar los estereotipos que los
demás ven en él. Los vecinos de Harlem rechazan y al mismo tiempo aceptan al extraño
hombre, de una manera que evoca a la novela El
hombre invisible de Ralph Ellison (1952).

El film hace clara referencia a la narrativa esclavista
surgida en los EEUU en el siglo XIX, escrita por esclavos liberados y en la que
narraban sus experiencias. El 'Hermano' —quien no recibe otro nombre en toda la
película— es él mismo un esclavo fugitivo, perseguido por dos alienígenas
‘blancos’.
Al principio de la película, el alienígena se pasea por las calles
de Harlem y termina en un bar.
A pesar de que su extraño comportamiento levanta
sospechas, pero rápidamente le aceptan como un ‘hermano’. Su silencio permite a
la gente a su alrededor construir su identidad e incluso absorberlo en su grupo
social o étnico. Por ejemplo, cuando el Hermano encuentra trabajo arreglando
máquinas de pinball, uno de los trabajadores de los recreativos, de América del
Sur, trata de localizar su lugar de origen. Hablándole en español, le pregunta si
es de Puerto Rico y, finalmente, da por hecho que proviene también de América del Sur. Así que, al igual
que la comunidad afroamericana de Harlem, él proyecta su propia identidad racial
en el Hermano, convirtiéndolo que en una especie de espejo narrativo.

Aunque El hermano de
otro planeta es una película de ciencia ficción, no utiliza tecnología
avanzada para crear una ilusión de artificialidad o desplazar su argumento. La
trama alienígena es una mera excusa para comentar los discursos que operan en
términos de representación de la identidad afroamericana dentro de los EEUU y
las restrictivas políticas de inmigración gubernamentales.
Cuando el Hermano
llega por primera vez a Nueva York, se estrella en la isla de Ellis, que fue en
su día la puerta de entrada a los Estados Unidos para millones de inmigrantes. Desde
ese momento vemos el mundo y la sociedad a través de los ojos del extraterrestre,
el ‘outsider’, y lo seguimos en su esfuerzo por ser aceptado dentro de la
comunidad. En la mayoría de las películas de ciencia ficción, el alienígena es
un elemento exótico, extraño y a veces aterrador, lectura que no por casualidad
se asemeja a la forma en cómo son recibidos los inmigrantes en cualquier país
occidental —o cualquier persona que no sea parte de la mayoría blanca. Históricamente,
los relatos de ciencia ficción han definido el alienígena —o extranjero— como un
ser "biológicamente" diferente. El film de Sayles subvierte las
normas de desplazamiento de la ciencia ficción en base a la diferencia
biológica, utilizando la figura del alienígena representado como un hombre
negro, adoptando así la identidad que se ha considerado siempre contraria al
hombre blanco.

La película también es relevante debido a la reflexión
abierta e irónica sobre la diferencia racial en los Estados Unidos. Si bien la trama
principal de la película gira alrededor de la fuga del Hermano, la película
está compuesta básicamente por escenas episódicas en las que su identidad es
distorsionada una y otra vez a través del uso de estereotipos. El humor que
reviste estas escenas no hace sino acentuar el mensaje y obligarnos a mirar a
nuestra propia realidad.
Especial atención a la escena rodada en el metro de
Nueva York, en la que un mago callejero realiza un truco de cartas ante la
atónita mirada del protagonista y a la vez verbaliza la idea que se esconde
tras la película. Sin embargo, Sayles también subvierte estos estereotipos,
mostrando cómo Estados Unidos puede ser aterrador para el forastero. A través
de la película, el Hermano logrará su libertad al enfrentarse y derrotar a los
traficantes de esclavos alienígenas gracias a la solidaridad de aquellos que
están etiquetados como ‘alienígenas’ dentro de la propia sociedad
estadounidense, es decir, los inmigrantes, los afroamericanos y las personas de
color en general.
El hermano de otro planeta es una sátira social revestida de
ciencia ficción que, a pesar de lo modesto de su producción y de haber quedado
algo olvidada tanto por los fans del género como por los cinéfilos en general,
merece ser revisitada por lo actual de su mensaje. Joe Morton realiza un
trabajo excepcional con un personaje cuya inocencia y desconocimiento de las
normas del mundo al que cae —literalmente— del cielo, nos invita a reflexionar
sobre las barreras absurdas que construimos en nuestro día a día en base a
etiquetas que no tienen ningún valor real.