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miércoles, 24 de febrero de 2016

Opinión literaria: "Caminando entre caminantes" de Fernando Pérez Aragón - Reseña de Jorge Herrero


"Caminando entre caminantes es una historia donde no habrá ni un solo momento de respiro para el lector, acción, terror y suspense desde la primera página"


¿Es el ser humano capaz de engendrar solo maldad? ¿Dónde se sitúan los límites de la malignidad humana? ¿Por qué los hechos más terribles son los únicos que sacan a flote lo peor qué llevamos dentro? Estas y otras cuestiones son las que irá desgranando Enzo, un joven que se ve inmerso en un viaje, caminando entre caminantes, que lo convertirá en algo que ni él mismo es capaz de describir.

La hecatombe zombi será inafrontable y acabará con el mundo en un par de semanas. Enzo, al igual que la mayoría de la humanidad, lo perderá todo, por lo que decide algo que muchos tacharían de locura: cruzar el país para encontrar  a su amiga Mara, de la que está perdidamente enamorado.
Afrontará truculentas situaciones en las que la sangre fría será vital y la fortuna esencial. No habrá hueco para las segundas oportunidades, en la Era de los Muertos todo se jugará a una carta. 

Será un viaje que traspasará límites y le llevará más lejos de lo que él mismo imagina. Desafiará a la muerte y coqueteará con ella, llevará hasta unos confines insospechados los jirones desgarrados de su alma. Caminará entre caminantes. Pero, ¿será capaz de encontrar su redención? ¿Será capaz de encontrar a Mara?



Caminando entre caminantes es la primera novela de Fernando Pérez Aragón, un joven autor que con esta obra quiere aportar su punto de vista dentro del género zombi. En este caso ha optado por hacer una historia de corte clásico, con todos los ingredientes que tiene que tener toda buena historia zeta. 

El protagonista de la novela, Enzo, emprende una búsqueda cuyo principal objetivo es encontrar su gran amor, Mara, y para ello afrontará toda una serie de aventuras y historias donde tendrá que realizar cosas que le harán cambiar parte de su forma de ser, sorprendiéndose incluso el mismo. Recorrerá gran parte del territorio nacional, donde se encontrará con otros supervivientes y con ciertas personas que demostrarán ser mucho más peligrosas que los propios zombis.

Acompañaremos a Enzo en todo su periplo y asistiremos a toda una serie de terribles sucesos que nos harán darnos cuenta de lo que puede llegar la humanidad en su afán de supervivencia, y sin que importe qué hay que hacer para poder lograr nuestros objetivos.

Enzo tendrá varios momentos donde estará a punto de tirar la toalla, pero su afán de encontrar a Mara, pesará mucho más que todas las dificultades que encontrará a lo largo de su periplo aventurero. Si logrará o no su objetivo, lo veremos a lo largo de esta intensa historia, y cuya resolución no la sabremos hasta el final.

Caminando entre caminantes es una historia de zombis al más puro estilo de las novelas más clásicas del género z, es decir, acción pura y dura, carreras contrarreloj, instintos primarios y suspense hasta el final. Todo ello contado de una manera muy amena y directa, donde el lector no tendrá ni un solo momento de respiro, haciendo de esta novela una lectura bastante adictiva.

El estilo del autor es un estilo sin florituras, con diálogos cortos y directos, y donde la acción prima por encima de todo, sucediéndose toda una serie de aventuras, una detrás de otra. Pero quizás eso acaba pasando factura en algunos momentos de la lectura, ya que puede llegar a ser algo monótona en algunos momentos. Pero eso no quiere decir que sea una mala novela, se nota que es una obra primeriza, y que el autor tiene que pulir algunas cosas, pero eso es normal en muchos autores noveles. Pero en general, el autor apunta muy buenas maneras, y esos defectos son cosas que el autor irá puliendo en las siguientes novelas.

Caminando entre caminantes es una novela que no destaca por su originalidad, pero en mi opinión es una obra que logra su principal objetivo, que no es otro que el entretener a todo aquel que quiera saber la historia de Enzo y vivir sus aventuras. Esta novela es recomendable para todo aquel que quiera leer una típica historia de zombis, con mucha acción, casquería y sin momentos de respiro. Pero para aquel lector que busque algo más en este tipo de historias, quizás no sea la más recomendable.


Para un servidor, es una novela entretenida y que a pesar de sus peros, ha logrado hacerme pasar un buen rato con su lectura, cosa que otros títulos del género zombi, no lo han conseguido, y siendo de autores mucho más conocidos. Una historia que apunta muy buenas maneras de un joven autor.

viernes, 22 de enero de 2016

Opinión literaria: "El Huerto del Espantapájaros" de Allan J.Arcal - Reseña de Víctor Cifu


Allan J.Arcall nos muestra una manera diferente de narrar una historia que yo personalamente nunca había descubierto. Una novela que hará las delicias de todos aquellos que disfrutan con cuentos o leyendas populares. Una de mis mejores lecturas del 2015”


Se cuenta que, cada diez años, durante el equinoccio de primavera, los cinco hombres más ancianos y sabios del pueblo de Embla, como guardianes de su gente y con el fin de asegurar el equilibrio de sus fértiles tierras, se reúnen alrededor del Pozo de la Luna para contemplar el rostro que aparece reflejado en el agua. 

Desafortunadamente, en aquella ocasión, fue el de esa pobre niña que se había convertido, sin pedirlo, en el juguete de los Dioses cuyos invisibles tronos se hallaban en las montañas

Hoy os traigo mi opinión sobre mi última lectura de 2015 y que consiguió colarse en mi top10 de mejores lecturas del año pasado.

El Huerto del Espantapájaros empieza como un cuento infantil en el que nos muestra un pueblo llamado Embla, aparentemente sin mucho que decir pero que desde hace mucho tiempo los niños van desapareciendo.
Alicia y Juto son los dos protagonistas, dos niños que despiertan por la noche y se dan cuenta que todos los vecinos, amigos e incluso sus padres van a por ellos para también hacerlos desaparecer, aquí empieza la historia. Los hermanos deberán de huir a través del bosque perseguidos por todas esta gente, pero ellos no son su único problema ya que otro ente mucho más antiguo y maléfico también va detrás de ellos.

No voy a desvelar nada más de la trama ya que creo que no sería justo para el lector que todavía no se ha adentrado en las páginas de esta fantástica novela.

Las primeras 100 páginas Allan consigue hacernos dudar si realmente estamos ante una novela de terror o de un cuento infantil. Con una prosa sencilla, directa y sin complicaciones consigue que nos bebamos las páginas sin practicamente darnos cuenta, pero cuando llegamos a algo más de la mitad de la novela vemos que todo lo que les está sucediendo a los protagonista no es nada comparado con lo que se les viene encima.

“El Huerto del Espantapájaros” es una novela de terror en la que el estilo narrativo tiene un gran peso en esta historia y es que Allan ha hecho algo que nunca había visto y es narrarnos la novela desde los diferentes puntos de vista de cada personaje que nos encontramos en ella.

Para algunos esto puede ser un handicap, para mi es un gran acierto y una gran innovación en las historias de terror ya que consigue meternos en la piel de cada uno de los personajes y vivir sus experiencias como si nosotros estuviéramos dentro de la obra.

Otro punto importante es la habilidad que tiene el autor para hacernos participe en todo momento de la historia y esto lo consigue gracias a su narrativa ágil y sin rodeos, además de convertir el pueblo en un personaje más de la novela. Esto es un gran acierto ya que aunque la novela está narrada en primera persona por diferentes personajes, consigue que nos sintamos uno más de la obra.

La novela tiene una trama muy sólida y directa, con personajes muy distintos y diferenciables aunque no profundice demasiado en ellos. Creo que es una acierto que el autor no nos haya atiborrado de datos sobre los diferentes personajes de la novela ya que posiblemente se habría extendido en la historia y quizás nos habríamos encontrado con datos irrelevantes para esta obra.

El Huerto del Espantapájaros es una novela corta, más bien lo trataría de un cuento de terror para adultos ya que durante prácticamente toda la obra te da la sensación de que estás en un bosque con una hoguera a oscuras mientras una persona te cuenta un cuento de terror y os aseguro que esa sensación es fantástica.

Me toca hablar de la portada y como no de Daniel Exposito y la que pienso que posiblemente es una de las mejores portadas que ha hecho ya que consigue captar todo el terror que desprende el Espantapájaros y nos da una pequeña idea de lo que podemos encontrarnos en estas páginas. El trabajo es brillante, pero claro estamos hablando de Exposito y esto quiere decir que no debería sorprendernos.

Dadle la oportunidad y adentraros en Embla ya que os aseguro que no os vais a arrepentir.

Esta es la tercera obra de Allan J.Arcall y espero con ganas su siguiente trabajo ya que creo que es uno de los autores de nuestro país que tenemos que seguir muy de cerca. ¿Es el futuro Messi de la literatura de terror en España? El tiempo lo dirá.


miércoles, 9 de diciembre de 2015

Opinión literaria: "Actos de Venganza: Edición Definitiva" de Tony Jiménez - Una reseña de Víctor Cifu


“Tony Jímenez nos ofrece una antología en la que ningún relato te dejará diferente.La ópera prima del escritor malagueño nos demuestra que des de sus inicios, su calidad literaria es indudable”


Que Tony Jiménez es uno de los grandes valores de la literatura de terror actual es algo que ya saben quienes hayan leído cualquiera de sus libros, incluyendo esa terrorífica Tormenta Sangrienta que arrasó hace un año y que supuso la primera colaboración del autor con Applehead Team Creaciones. Antes de que aparezcan en el mercado nuevos trabajos de Jiménez, ha llegado el momento de volver a sus orígenes y rescatar su primera publicación en solitario, Actos de Venganza, antología de relatos de terror descatalogada por su anterior editorial y rescatada ahora por Applehead para relanzarla en una edición más ambiciosa: textos revisados, introducción inédita, una nueva y espectacular portada de Almu CJ, ilustraciones interiores de esta misma artista para todos los relatos y un avance exclusivo de algo que tendrán que descubrir los lectores por sí mismos.

Hacía tiempo que tenía pendiente este lectura ya que he leído las anteriores novelas de Tony: “Cinco tumbas sin lápida” “Drácula vs La Momia: Batalla por Chicago” y “Tormenta Sangrienta”.

Con “Cinco Tumbas sin lápida” quedé totalmente enamorado de la historia y su narración, convirtiendose en una de mis novelas favoritas de todas las que he leído.

“Drácula vs La Momia: Batalla por Chicago” fue un entretenimiento puro y duro, una obra en la que veiamos como dos de los monstruos más míticos del cine se enfrentaban entre ellos en Chicago. Una obra que a mi me encantaría ver en la gran pantalla, la diversión estaría asegurada.

Y por último me adentré en las más de 600 páginas que componen la novela “Tormenta Sangrienta” una terrorífica história coral y que aunque le tengo un especial carió a “Cinco tumbas sin lápida” he de reconocer que la última novela de Tony es la que más terror me ha causado y la que creo que es su mejor obra hasta el momento.

Pues llegamos a la fantástica reedición por parte de AppleHead Team Creaciones de la ópera prima del escritor malagueño “Actos de Venganza”, una antología que le tenía muchas ganas ya que era la única obra en solitario que me faltaba por leer de este autor y con su nueva reedición no podía dejar escapar esta oportunidad.

En esta obra nos encontraremos con 11 relatos muy distintos pero que giran sobre un nexo en común, la venganza.

El primer relato LA RESURRECIÓN ya nos muestra que no podemos fiarnos de lo que Tony nos narra ya que consigue hacernos creer una cosa para después terminar el relato con un giro inesperado que hará que nos entren ganas de aplaudir, por lo menos a mi.

Seguimos con LA DEUDA, el primer relato en el que nos aparecer un monstruo, si un monstruo que nunca olvida, que siempre vuelve para recordar a nuestro protagonista que por mucho que intente esconderse nunca olvidará aquello que pasó hace dos años. Con una atmósfera que nos hace estar en tensión des de la primera escena y que consigue que, una vez terminado el relato, queramos saber más sobre que sucederá los años siguientes.

El tercer relato UN DÍA MÁS es uno de mis favoritos, primero por la longitud ya que yo disfruto leyendo a Tony, por lo tanto cuanto más largo sea el relato más leo. Lo segundo por que un argumento que podría llegar a ser repetitivo, Tony lo convierte en una situación angustiosa tanto para su personaje como para el lector rematando con un final que te deja con la boca abierta y pensando “que cabronazo”. Brutal.

BIENVENIDO AL INFIERNO refleja la venganza que cualquier padre haría hacia el asesino y violador de su hija. Creo que muchos de nosotros siempre hemos pensado en ese momento ¿Qué haríamos si a nuestra hija la asesinan y violan brutalmente y el asesino acaba en la calle? Pues en este relato nos da una idea bastante sádica pero que muchos firmaríamos.

El quinto relato de esta antología se titula ALGO QUE PERDONAR en el que nos encontraremos con un cura, un asesinato y un fantasma. Estas tres cosas están conectadas entre si pero no sabréis como hasta que no lo leáis. Solo os diré que una vez más Tony consigue que empaticemos con cada uno de los personajes que salen en este relato para terminar con un giro final de los acontecimientos.

LARGO CAMINO AL HOGAR quizás es el relato que tiene un toque de ciencia ficción ya que en esta historia podremos ver como la protagonista intenta regresar a su hogar pero no de una manera convencional, no en este mundo. Puertas y más puertas es lo que encontrará para poder llegar a su objetivo. Mientras lees este relato estás deseando que Kate consiga su objetivo para ver como reacciona una vez llega a él y os aseguro que os sorprenderá.

El siguiente relato también es uno de mis favoritos EL CLIENTE LA PIDE FRÍA. ¿Os imagináis que existiera una hotel en el que por una cantidad de dinero considerable los jefes de dicho hotel te capturasen a la persona que tu quieres para poderla torturar y asesinar? Eso si, no vale poder pedir a cualquier persona, primero hay que comprobar que merecen ser torturados y asesinados. Pues de eso va este relato. Además descubriremos el por que sus dueños decidieron crear dicho hotel y que pasa si algún cliente se arrepiente a la hora de la verdad. Sin duda, uno de los mejores y más original relato de esta antología.

Aparece nueva criatura en EL MONSTRUO DEL LAGO NEGRO. En esta historia Tony va intercalando el antes y el ahora y veremos la diferencia de comportamiento de uno de los personajes en el pasado y en el presenta y todo por culpa de una perdida. Él sabe por culpa de quien perdió a esa persona y está esperando el momento perfecto para poder vengarse. ¿Lo conseguirá?

LA VENTISCA es el siguiente relato que coloco entre mis favoritos. Alumnos atrapados en una escuela ya que un profesor les ha castigado y por desgracia lo ha hecho el día en que una nevada descomunal hace que no puedan salir del colegio. Pero si eso fuera poco, el profesor está dispuesto a encontrar al asesino que mató a su hija y que el está seguro que se encuentra entre esos alumnos. Angustia y terror es lo que vivirán esos chicos para intentar demostrar que ninguno de ellos es el asesino y así poder escapar de la venganza de su profesor. Tony consigue que nos metamos en la piel de esos alumnos y que pasemos verdadero terror ante la gran amenaza que supone su profesor.

Como me recuerda este título a mi amada “Cinco tumbas sin lápida” pero no tiene nada que ver. CINCO HOMBRES MUERTOS es un relato dentro de un relato. Un escritor interesado en saber la historia sobre uno de los peores criminales que han pasado por Little Wisky. Uno de los personajes de este relato le cuenta una de las famosas historias sobre este asesino, un relato de terror, de venganza y de muerte. El escritor quedará aterrorizado no solo por la historia, si no por su curiosidad de saber más.

¿EXISTEN LOS MONSTRUOS? Es el último relato de esta antología y pienso que no se podía acabar de una mejor manera. Claro que existen, pero no siempre tienen que ser criaturas creadas a través de nuestra imaginación. Los monstruos están más cerca de lo que pensamos y esto es porque muchas personas son capaces de convertirse en verdaderas criaturas terroríficas. Esto es lo que descubre nuestro protagonista el cual ha tenido que pasar por momentos de su vida dramáticos y que finalmente consigue responder esa pregunta que tanto interés generaba en su hija: “Papa ¿existen los monstruos?.

Quizás os he dejado con la miel en los labios ya que no he contado mucho sobre los relatos pero es que no quiero hacer spoiler y quiero que cada uno de vosotros descubráis que nos depara Tony en sus historias.

No quiero olvidarme de AppleHead Team Creaciones que han creado una magnífica edición de esta antología, realmente esta es la edición que se merecía. Solapas, una portada brutal, ilustraciones interiores y una fantástica maquetación. Si me permitís un “pero”, yo personalmente habría suprimido las paginas en negro ya que o las pones al final de cada capítulo o no las pones. Pero en lineas generales la edición me parece brutal.

Como me voy a olvidar de esa gran ilustradora que es Almu CJ. Se lo dije en su momento pero lo repito aquí, la portada es brutal, capta perfectamente la esencia del libro y pienso que es la mejor portada de esta genial ilustradora hasta el momento. Digo hasta el momento por que se que tiene una carrera por delante muy prometedora y seguro que nos sorpenderá con futuras portadas.
Además las ilustraciones interiores de la antología son un plus total y ha conseguido captar la esencia de cada relato y convertirlo en una imagen.
Bravo Almu, te superas.

Y para acabar tengo que hablar del artista, del maestro, de escritor y del amigo Tony Jiménez. Para mi es uno de los grandes escritores que tenemos en nuestro país ya que con su prosa consigue que el lector se enganche de principio a fin en sus historias. Da igual que sean relatos cortos, relatos largos, novelas de más de 600 páginas, novelas con monstruos o quien sabe si lo veremos escribiendo sobre ciencia ficción, zombies o fantasmas. Lo que es indudable que Tony sabe lo que el lector de género quiere y el lo expone de la mejor manera que sabe y es escribiendo.


Enhorabuena y por cierto, eso de poner un anticipo de “Actos de Venganza II” es una cabronada.

martes, 17 de noviembre de 2015

Opinión literaria: "Ciudad de Heridas" de Miguel Córdoba - Reseña de Víctor Cifu


"Ciudad de Heridas" es una de las mayores sorpresas de este 2015. 
La profesionalidad de Ediciones el Transbordador y la creatividad de Miguel Córdoba hacen que nos encontremos ante una novela redonda. Bravo.

A la ciudad de Gran Salto acaba de llegar un forastero. Es un tipo muy alto —casi parece un zancudo—, viste de negro y lleva puesta una ridícula chistera. Sus ojos, de un extraño color violeta, contienen todas las estrellas del cosmos. Lleva consigo una maleta pasada de moda donde guarda el destino de cuatro chicos, una cuchilla con la que cortar una sonrisa y un plan para que se deje de construir la ciudad. Ha venido a curar viejas heridas.
Perros que emiten gemidos casi humanos, unos terribles asesinatos en casa de un famoso escritor o un lago con un romántico y asfixiante secreto son sólo algunos de los ingredientes de esta singular historia. «Ciudad de Heridas» es una novela que atrapa irremediablemente al lector en un mundo de terror, ciencia ficción y surrealismo.

Después de mucho tiempo vuelvo con una reseña. Esta vez os vengo a hablar de la primera novela de Ediciones el Transbordador y la primera de Miguel Córdoba

Lo primero de todo quiero felicitar a los editores del Transbordador que son Pilar Márquez y Jose María Soret Álvarez. Los felicito primero por el gran acierto de publicar esta novela y lo segundo por el gran trabajo que han hecho con la edición, muchas editoriales deberían aprender. 

También les quiero dar las gracias por haberme enviado este libro en forma de regalo, no no me lo enviaron como prensa ni para reseñar ni nada por el estilo, si no que fue un regalo y esto lo agradezco mucho. Se que decir esto puede volverse en mi contra porque muchos dirán que hablo bien de esta novela por que tengo un compromiso con la editorial, pero me da exactamente igual. Yo tengo mi criterio y sea un regalo o no, si la novela es buena lo voy a decir y no siempre tiene que tener puntos malos. Muchas veces esos puntos malos son diminutos. 

¿Por qué de una novela de 300 páginas en la que quizás hay una escena que no me ha gustado tengo que remarcarlo? Prefiero remarcar todo lo bueno que tiene que algo insignificante. En este caso no he encontrado ni ese momento malo del que os hablo.

Vamos a entrar en materia. Ciudad de Heridas es una de las sorpresas de este 2015 porque desde el primer momento la novela te atrapa, te hace complice de todo lo que va sucediendo. Para que entendáis hasta que punto quedé hipnotizado por la obra de Miguel os voy a contar esta pequeña anécdota por llamarlo de alguna manera. 

Antes de empezar esta obra yo estaba leyendo otro proyecto (por cierto un proyecto brutal que pronto tendrá reseña) el cual me quedaban unas 50 páginas para terminarlo. Así que lo dejé un momento de lado para empezar Ciudad de Heridas y ver como empezaba esta historia. Pues bien, no pude soltarlo hasta que terminé.

Todo esto es gracias a la creatividad y la prosa de Miguel ya que no solo escribe una historia que te atrapa por su trama, si no que la pros que utiliza hace que disfrutes leyendo y esto es de alabar. 

Otra de las cosas que me ha gustado de Miguel es que utiliza muchas referencias de la actualidad como el Whatsapp o David Guetta y eso me gusta. Me cansa un poco ver libros en los que sus protagonistas escuchan siempre música rock o que no utilizan ni la tecnología ni las redes sociales. No quiero decir que esto me moleste ya que yo también escucho música rock de vez en cuando y entiendo que haya gente que no use el Whatsap, pero un poquito de variedad por favor.

Ciudad de Heridas es una obra inclasificable ya que tiene momentos de terror y gore, también de ciencia ficción, novela policiaca e incluso drama. Una obra que merece ser leída y releída ya que estoy seguro que en una segunda o tercera lectura descubriríamos cosas que hemos pasado por alto. 

Por otra parte es difícil daros mi opinión sobre esta obra sin spoilear nada de la trama, por que como os digo, es un constante de situaciones que no dejan ni un minuto de respiro al lector, sobre todo las primeras 100 páginas. 

Como ya he dicho, las primeras 100 páginas es un constante de situaciones que no te dejarán apartar la vista de la novela y que cada página que vayas pasando querrás más y más. Después la historia se calma y empieza a tomar otro camino que os aseguro que en algún que otro momento conseguirá poneros los pelos de punta.

Es una obra que os hará comeros la cabeza hasta el final y que tenéis que leer con tranquilidad, sin prisas, degustando cada una de sus páginas para intentar que no se os escape ni el más mínimo detalle. 

Miguel ha creado una novela que podría haber sido compleja, pero que gracias a su prosa y a la forma en la que nos hace participe de ella, hace que esa complejidad se convierta en belleza y por lo tanto Ciudad de Heridas es una de las grandes lecturas del 2015. 

Como siempre no quiero olvidarme de la portadista, María Delgado Prieto que en mi opinión ha creado una portada totalmente acorde con la novela. Plasma a la perfección la esencia de la obra mezclando el blanco y negro con colores mas rosados y magenta. Grandísimo trabajo. 

Y poco más que decir, dar a enhorabuena tanto a la editorial como a Miguel por esta genialidad que han creado. 
Animaros a comprar esta novela por que no os arrepentiréis y además esto es como un videojuego de la PS4 que para conseguir todos los trofeos tienes que rejugarlo varias veces para descubrir nuevas cosas, pues con Ciudades de Heridas pasa exactamente lo mismo. 

Ahora solo me falta mandar un Whatsap al editor informándole de que la reseña ya está publicada mientras escucho David Guetta a través de mis auriculares.   



miércoles, 16 de septiembre de 2015

Opinión literaria: Dioses y corderos, de Manuel Amaro Parrado por Francisco José Arcos Serrano


“Un complejo rompecabezas donde descubrir finalmente quién es quién puede ser el precio a pagar por la osadía a entrar en él”


Se dice que los antiguos egipcios inventaron el laberinto no para despistar a los ladrones de tumbas, sino a la propia Muerte. En sus últimas moradas no guardaban solo tesoros materiales, sino también su bien más preciado: el alma.

El nombre de Manuel Amaro debería de estar en boca de prácticamente toda aquella persona que le interese mínimamente el género fantástico. 
En ocasiones el mundo editorial es un limbo cerrado en el que sólo tienen acceso escritores con cierta reputación refutada previamente con títulos que en menor o mayor proporción les granjean cierta popularidad que animan para seguir publicando.
Para esta ocasión ha sido la editorial Saco de huesos la elegida para publicar la nueva novela de Manuel Amaro, hecho que particularmente aplaudo ya que las referencias que tengo de esta empresa son impecables, además de incluir el envío gratuito en todas sus referencias.
El caso particular de este escritor jienense es digno de resumen en cuanto a trayectoria y comprobar así que no se ha estado quieto durante los últimos años: ganador del el 1er Premio en el II Certamen de Arte Joven de Mérida (1995) por la novela corta El tercer ojo, del 1er Premio en el XIII Certamen Internacional de Relato Corto José Toral y Sagrista (2005) por La agenda y merecedor del 2º Premio en el I Certamen Internacional de Relato Abades de Córdoba (2011 ) por Una conversación trivial.
Aparte de estos galardones es autor de Fobos (publicada en edición ilustrada por Miguel Ángel Cáceres por Editorial Plaza Vieja en 2007 y por la Editorial Mandrágora en 2009), León González, santo (Editorial Plaza Vieja, 2010) y El latido de Olimpia (Ediciones Canallas, 2013).
Últimamente su figura ha dado un salto importante de popularidad al ser el creador del relato corto Sujeto Darwin, el cual más tarde fue ajustado al cómic por Miguel A. Cáceres (publicado en el imprescindible especial del ‘KillerToons-Exhumed movies’ en el año 2014) y adaptado a cortometraje por el Sur Producciones y protagonizado por Fernando Coronado, producción que ha sido seleccionada en el Festival Iberoamericano de Cortometrajes de ABC .   
Centrándonos en su nueva novela, ‘Dioses y corderos’, podríamos decir de ella que se trata de un puzle vertebrado en doce relatos sin (aparente) conexión entre ellos, y que en conjunto forman un universo propio plagado de característicos personajes que se mueven en diferentes escenarios, a cada cual más neblinoso y aterrador.
Una de las características que más me han gustado mientras leía la novela es la obsesión por parte del escritor para que todo encajara a la perfección. A colación de esto advertir que Manuel Amaro no nos deja todo “mascadito”, sino que es el propio lector el que tendrá que llenar algunos huecos durante la narración para así empezar a atar cabos al no existir un orden cronológico de los hechos. De esta forma nos adentraremos cada vez más en un universo donde cabe prácticamente de todo lo que podáis imaginar y con sorpresas finales a modo de “cliffhangers” brutales que dejarán a más de uno con la boca abierta. 
Otra de las particularidades de la narración estriba en el ritmo tan acertado que tiene, el cual se adapta a según el relato que toque para pasar al siguiente de la mejor manera posible; es como si el escritor obtuviera un placer enorme al acelerar o destensar la narración e imaginarse nuestras reacciones en el transcurso de nuestra lectura.
En definitiva: ‘Dioses y corderos’ es una novela indicada sobre todo para lectores valientes que quieran leer algo diferente y atrevido (donde no hay que olvidar esa atmósfera de corte onírica y surrealista que sobrevuela todo el libro), posicionando a Manuel Amaro como un escritor a seguir muy de cerca, el cual seguramente nos seguirá sorprendiendo con cada nueva historia de terror surgida del rincón más oscuro de su mente.

martes, 3 de febrero de 2015

Opinión Cinematográfica: "The Human Centipede (cienpies humano)" por Juan Vicente Briega




Ver el mundo como nos propone el director Tom Six en su saga "The human centipede": con la boca cosida al culo de una persona y a su vez tu culo cosido a la boca de otro desconocido es bizarro, repugnante y, de un modo sucio, brillante. Cuando apareció, no la propia primera película sino su sinopsis todo el mundo nos llevamos las manos a la cabeza y confiamos en  que si algo así podía existir estaba claro que el cine nos podía sorprender.
A continuación repasaremos las dos películas de esta saga y especularemos sobre lo que puede ocurrir en la tercera entrega.


 

THE HUMAN CENTIPEDE.

Dos chicas y un chico drogados y secuestrados por un científico loco, como punto de partida es poco original y Tom Six lo sabe por eso ¿qué puede hacer para innovar?  Pues unirlas de boca a culo y crear un ciempiés humano. Tiene momentos esta primera entrega que son impagables: cuando el científico les explica mediante un dibujo en que va a consistir la operación y el resultado final es tan mítico como Anita Ekberg bañándose en la Fontana di Trevi o cuando, una vez unidos deben hacer la primera comida e iniciar así el repugnante ejercicio de la digestión, todo, aunque no lo parezca bastante elegante dentro de su brutalidad. Mención aparte merece el científico loco al que se le ocurre la atrocidad, un loco que con su sola presencia asusta interpretado por un genial Dieter Laser que es la guinda de este pastel vomitivo. Culto inmediato.


THE HUMAN CENTIPEDE 2.

Lo primero que debo decir sobre esta secuela es que posiblemente Tom Six haya entendido mejor que nadie lo que es una SECUELA: más de lo mismo pero mucho más grande y eso es "The human centipede 2" repetición de una fórmula que ya funcionó de una manera muy trospida pero en un formato más grande o en este caso más sucio ¿y cómo se hace algo sucio aún más sucio? Porque cuando la base para enganchar a tu público es el ya citado "de boca a culo" difícil lo tienes para que algo dé más asco, pero siempre es posible dar más asco, esa es la máxima por la que se rige Tom Six: 50 boca/culos, una mujer embarazada que aplasta la cabeza de su bebe recién nacido con el acelerador de un coche, más cacotas y un protagonista mucho más deleznable que el anterior, un asqueroso, sudoroso y gordo seguridad de un parking obsesionado con  la primera película que pretende imitar lo que vio en pantalla a "su manera".


THE HUMAN CENTIPEDE 3.

Y ¿qué podemos esperar de la tercera entrega? Pues posiblemente el asco definitivo ya que el propio director ha afirmado: "hará que la segunda parte parezca una película de Disney" y además cuenta con Eric Roberts en su reparto. Pero yo dejo volar mi imaginación y paso de crear un ciempiés humano aún más largo, yo apuesto por que la película esté rodada en primera persona y veamos toda la acción desde el punto de vista de una de las víctimas y si no es mucho pedir, al menos en mi imaginación nunca se pide demasiado que sea una víctima de las que estén situadas en el centro, sufra el completo desarrollo de la digestión y... que nosotros lo veamos, en un mundo perfecto ocurriría.


En fin, pues toda esta disertación es lo que os habéis engullido de boca a culo sobre esta saga de culto que si habéis visto la amaréis como yo y si no lo habéis hecho ya estáis tardando.

Relato "Una Habitación para la Eternidad" de Javier Nuñez



UNA HABITACIÓN PARA LA ETERNIDAD 
JAVIER NUÑEZ
Correctora: Bea Magaña

Rafaela se encontraba sentada ante una pequeña mesa de madera ajada, llena de vetas y nudos oscuros, jugando una partida de solitario con una baraja española. Las cartas dispuestas sobre la superficie gastada estaban combadas y llenas de dobleces. Cogió una  del montón que sostenía boca abajo en la mano izquierda, le dio la vuelta y la examinó. Comprobó que se trataba del cuatro de espadas y la dispuso en la parte inferior de una de las hileras. Pese a moverse con gestos lentos y pesados, no necesitó detenerse a pensar dónde ponerla. Había jugado tantas veces aquellas partidas. Tantas miles de veces…
Alzó la vista y miró hacia el pequeño bulto que yacía tendido en la cama, inmóvil frente a ella. El armazón de esta era de un hierro tan deslustrado que ni siquiera la luz del sol que se colaba tímidamente por la ventana era capaz de arrancarle un destello. El hombre que se encontraba bajo las mantas estaba recostado sobre el lado izquierdo, de cara a la suerte de puerta de que disponía la habitación, y permanecía inmóvil durante tanto tiempo que podía inducir a pensar que estaba muerto. Solo que no era así. No allí. La realidad era que se hallaba tan débil que apenas era capaz de mover una ínfima parte de su propio peso.
Rafaela regresó a su partida de solitario. Al agachar la cabeza comprobó que, por sí misma, su mano derecha ya había comenzado a depositar una sota de bastos en la parte inferior de otra de las hileras. El resultado no era importante para ella. Le daba igual si completaba o no el solitario, pero la decisión de seguir jugando no le pertenecía. Continuaba haciéndolo porque no tenía alternativa. Arrojar las cartas contra el suelo y cruzarse de brazos no constituía una opción válida. Su margen de movimientos no podía ser más reducido. Con excepción de algunas pequeñas modificaciones conductuales sin importancia, todo escapaba a su control. Todo estaba escrito, y quien lo hizo había usado tinta indeleble. De la que perduraba en el tiempo, sin siquiera emborronarse.
El As de copas, la siguiente carta, no encajaba en ninguna de las siete hileras, así que la devolvió al montón y cogió otra. Jugó durante un rato más. Hasta que, poco a poco, el montón fue disminuyendo de grosor, y se quedó con menos de una docena de cartas en la mano. Colocó un tres de oros al final de la tercera hilera empezando por la izquierda antes de que la partida entrara en una fase de bloqueo insalvable y no le quedara más remedio que darla por finalizada. Las soltó boca arriba, sobre la mesa, y comenzó a recogerlas para empezar una nueva.
Aunque, en realidad, no tenía nada de nueva.
No necesitaba jugarla para saber que la próxima también la perdería. Pero, aun así, debía hacerlo. Debía jugarla. Como todas las anteriores, y como todas las que vendrían después.
Cuando volvió a quedarse bloqueada —esta vez con solo cuatro cartas en la mano—, retiró la silla de madera hacia atrás y se levantó. La anea entrelazada crujió cuando despegó el trasero del asiento. Se alisó la falda y se acercó al hueco abierto en la pared que hacía las veces de ventana. Al otro lado de los listones de madera que la delimitaban, el cielo era de un color gris ceniza a causa de las numerosas nubes que lo cubrían —incluso bajo ellos; como si la habitación flotara en el espacio—. A través de estas, el sol pugnaba por abrirse paso como un aguerrido soldado en medio del fragor de la batalla. Cuando lo lograba, sus rayos diluían la penumbra en que se hallaba sumida la habitación e iluminaban vagamente sus contornos. Al mismo tiempo, los rasgos de Rafaela mutaban y se transformaban en un cúmulo entremezclado de luces y sombras en su rostro surcado de arrugas.
La última vez que había examinado su reflejo en un espejo tenía el pelo entrecano, y sabía que eso no había cambiado. Ni ninguna otra de las características de su apariencia o condición física. Seguía teniendo una acentuada red de varices en las piernas, la verruga con forma de lágrima del párpado izquierdo, molestias en la parte baja de la espalda como resultado de toda una vida de duro trabajo. Porque en aquel sitio las cosas no variaban. No mejoraban ni empeoraban. Ya que allí el tiempo —y todo cuanto pudiera guardar relación con él— no ejercía la menor influencia. De hecho, literalmente, no existía.
Al cabo de un rato se volvió, atravesó la habitación y se detuvo ante la cabecera de la cama. La cabeza del hombre yacía apoyada sobre una fina almohada. Tenía los carnosos párpados caídos sobre los pómulos, el pelo corto, negro y despeinado, y una barba desaliñada que se amontaba en torno a sus mejillas y bajo su barbilla como un ovillo de lana después de que un niño hubiera estado jugando con él. Bajo esta se adivinaban con claridad unas mejillas hundidas, que hacían que los pómulos parecieran más prominentes y los ojos más hundidos en sus cuencas. Su nariz era ancha y estaba sepultada bajo un aluvión de venitas rotas: un rasgo muy común entre los alcohólicos.
Rafaela no tenía ni idea de cómo se llamaba. De igual manera que no sabía por qué compartía esa habitación con ella. Por su aspecto, daba la impresión de que había llevado una vida desordenada y poco saludable. Y el hecho de que hubiera terminado allí añadía un nuevo elemento a la ecuación: no había sido una buena persona. Como ella, al parecer. Por eso permanecían atrapados en una burbuja que no estallaba y que todo apuntaba a que nunca lo haría.
Sus intentos de entablar conversación con el hombre habían pinchado en hueso. Era consciente de la presencia de Rafaela, pero hablar resultaba ser una tarea demasiado ardua para él. Rafaela pensaba que, para terminar en ese estado, debía haber hecho mucho daño y dejado tras de sí mucho dolor durante el tiempo que su corazón había bombeado sangre a todos los rincones de su organismo.
El hecho de que no solo hubiera terminado allí, sino que su castigo fuese permanecer inconsciente la mayor parte del tiempo, le había encogido el alma. Pero eso solo había sucedido al principio. Los primeros días, por así decirlo. Luego había concluido que existían varios preceptos inviolables, cuyo quebrantamiento le hacían a uno acabar allí. Y que el hombre debía haberse llevado unos cuantos por delante, como un obstáculo en medio de las vías al paso de un tren de mercancías. Varios peldaños por encima de los que quiera que se le atribuyesen a ella, en todo caso.
El hombre sufrió el esperado ataque de tos y Rafaela lo recibió con tranquilidad, inclinándose sobre él y rodeándole el cuerpo con los brazos. Bajo los huesudos omóplatos, su piel estaba blanda y correosa, y despedía un tufo agrio semejante al de la leche de un brick olvidado en el fondo de la nevera, detrás de un bote extragrande de mostaza. Tiró de él y lo incorporó sin dificultad. La manta con que se cubría cayó sobre su regazo, dejando a la vista un torso descarnado que era poco más que pellejo, en el que destacaban dos gruesos pezones sonrosados rodeados de una mata de oscuro pelo largo y rizado.
Estuvo dándole palmaditas en la espalda, sin preocuparse por que le tosiera en la cara, hasta que se le pasó. Seguía resultándole tan desagradable como la primera vez, pero hacía mucho que había dejado de atender a remilgos. Cuando el cuerpo del hombre empezó a relajarse, Rafaela lo apartó de sí y lo recostó nuevamente sobre el colchón. Su boca abierta dejaba a la vista unos dientes amarillentos y picados, y un reguero de baba le rodeaba la boca y se le escurría por entre la barba. Boqueó varias veces, como un pez fuera del agua. Entonces, entreabrió los ojos y articuló un inaudible «gracias».
Rafaela no contestó. El simple hecho de que aquel hombre estuviera allí le despertaba un profundo sentimiento de animadversión.
¿Cuál era la historia de su vida? ¿Qué era aquello tan horrible que le había hecho terminar en ese lugar?
Aunque, si lo odiaba, ¿lo justo no sería que se odiara también a sí misma? No recordaba nada de su vida anterior. Todo su pasado se había borrado de su cabeza como una foto velada. Así que no podía saber qué acción o acciones la habían condenado a quedar atrapada en aquel sitio. Pero, en el fondo, eso era lo de menos. Un mero detalle sin importancia, porque recordarlo no cambiaría nada, partiendo de la base de que el pasado era inalterable.
El hombre había vuelto a dormirse, y Rafaela se giró hacia la puerta que tenía a su espalda. O la apariencia de puerta, más bien, puesto que carecía de picaporte, cerradura y bisagras. Al principio de estar allí —fuera cuando eso fuese— la había aporreado y pedido ayuda a gritos, pero nunca acudió nadie. Y era demasiado robusta para una mujer de sesenta y tres años con problemas de circulación en las piernas y artrosis en las articulaciones. No podría tirarla abajo ni aunque fuese de cartón prensado.
Fuera, el cielo seguía siendo de un gris plomizo, pero el sol había ido desplazándose hacia el oeste hasta desaparecer del campo de visión que le ofrecía la ventana, sumiendo a la habitación en una penumbra aún más intensa de lo que había habido hasta entonces. Volvió sobre sus pasos y encendió la pequeña lamparita metálica que había sobre la mesa. La bombilla de escasa potencia iluminó un círculo de unos tres metros de diámetro que confirió un aire ominoso a la habitación.
Cuando el hombre encamado sufrió un nuevo ataque de tos —la tos de un fumador de toda la vida—, Rafaela volvió a incorporarlo y lo mantuvo sentado hasta que se le pasó. Esta vez, el hombre no le dio las gracias. Quizá porque se había quedado definitivamente sin fuerzas. Al cabo, lo recostó con cuidado y lo arropó con la sábana hasta el pecho.
—No soy una mala persona —dijo, elevando una protesta a la habitación vacía de oyentes.
Cada vez que llegaba aquel momento exacto abría la boca y las palabras brotaban del fondo de su garganta, estranguladas por la angustia. No siempre decía lo mismo. A veces, la queja variaba. Solo que no sabía si estaba diciendo la verdad o únicamente algo que se empeñaba en creer. Muy probablemente lo segundo, habida cuenta de los resultados.
Regresó a la mesa de madera desnuda y cogió la baraja. Al principio pensaba que, al menos, su castigador había tenido la deferencia de concederle algo con lo que distraerse. Entonces, en cierto momento del ciclo, se le había ocurrido que los naipes eran el pretexto perfecto para todo lo contrario. Dado que allí no existía el tiempo, las partidas de solitario eran su referencia respecto a cómo este transcurría subrepticiamente, igual que un sosegado río subterráneo que discurriera bajo sus pies. A cómo avanzaba en una dirección para, de pronto, trazar un giro brusco y regresar al punto de partida, desde donde volver a empezar.
Mientras barajaba sentía los últimos rayos de luz en la espalda. Ya no calentaban, y apenas lucían. El día tocaba a su fin para dar paso a la oscuridad de la noche. La extraña sensación de no comer nada había quedado atrás en algún punto del camino. No tenía hambre ni sueño, porque allí no existían esas dos cosas. Siempre tenía el estómago satisfecho y el cerebro despierto. Como máquinas autosuficientes.
Cuando terminó de barajar dispuso siete cartas sobre la mesa y comenzó una nueva partida, pese a que aun antes de hacerlo ya sabía que iba a perderla. Y la racha se prolongaría durante cuatro partidas más. Otras siete y tendría que volver a levantarse para incorporar al hombre después de que este sufriera otro ataque de tos. Diecinueve antes de verse obligada a interrumpir el juego para hacerlo de nuevo. Veintiséis antes del que llegaría a continuación. En torno a ciento cuarenta antes de que el sol volviera a despuntar por el horizonte.
Entre tanto, la noche transcurriría silenciosamente a su espalda, salpicada de estrellas y con la luna desplazándose en el mar de brea en que se había convertido el cielo. Acabó la partida que estaba jugando y, con la mente en blanco, recogió las cartas y se puso a barajarlas mientras su mirada yacía perdida en un punto de la pared situado por encima de la cama del hombre al que le había sido encomendado cuidar.
Dispuso otras siete sobre la mesa y dio inicio a una nueva partida.
Había pensado mucho y detenidamente qué era aquel lugar antes de llegar a una conclusión. La detestaba, pero era la explicación más razonable de cuantas había valorado.
Estaba en lo que, en Occidente, se hacía llamar Infierno.
No había fuego ni olor a azufre por ninguna parte. Tampoco llantos desconsolados, gritos de dolor o súplicas, pidiendo misericordia. Nada de eso. Tan solo una habitación de la que no podía salir, con un hombre enfermo en una cama, unos naipes y una ventana que le mostraba el circuito cerrado de luz y oscuridad, de día y noche en que se hallaba atrapada.
Como una aguja de tocadiscos atascada en los primeros segundos de una canción, repitiendo la misma parte una y otra vez.
Repitiéndolos por toda la eternidad.
-FIN-

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