“Una tercera entrega que, dejando de lado su trama principal, incide más en la psique de sus personajes, y donde vemos a un Brent Weeks mucho más sádico en el tratamiento de los mismos”
Antes de nada
tengo que ADVERTIR que es muy difícil hablar de esta tercera entrega
sin caer en los consabidos ‘spoilers’, así que si no habéis
leído los dos libros anteriores os recomendaría que no sigáis
leyendo a partir de aquí.
Mientras los
viejos dioses empiezan a desperezarse y las satrapías se fracturan,
la Cromería lucha a contrarreloj por encontrar al Prisma perdido, el
único hombre capaz de detener la catástrofe. Pero Gavin Guile ha
sido apresado por un viejo enemigo y ahora es esclavo en una galera
pirata. Y lo que es todavía peor, ya no cuenta con la única cosa
que lo definía como Prisma: la capacidad mágica de trazar.
Sin la
protección de su padre, Kip Guile se tendrá que enfrentar él solo
a un maestro de las sombras, al tiempo que su maquiavélico abuelo
empieza a ponerlo todo en marcha para escoger a un nuevo Prisma e
instaurarse a sí mismo en el poder. Con la ayuda de Teia y Karris,
Kip deberá emplear todo su ingenio para sobrevivir a una guerra
secreta entre casas nobles, facciones religiosas, rebeldes y una
orden de asesinos ocultos en auge, el Ojo Fragmentado.
Hoy os traigo por
aquí la reseña de la tercera parte de la saga El Portador de
Luz, sin lugar a dudas, una de las novelas río que más
estoy disfrutando entrega tras entrega, posicionando a su escritor,
Brent Weeks, como uno de los mejores escritores de literatura
fantástica que existen hoy en día.
Centrándonos en
‘El Ojo Fragmentado’ (y tras ese final de ‘La Daga
de la Ceguera’ que nos dejó a todos con el corazón en un
puño), Brent Weeks continúa con su excelente buen hacer en
otra kilométrica entrega, la cual sirve como punto de transición o
preparación para poder adentrarnos en su cuarta y última parte en
la que anda enfrascado actualmente.
Existen varias
tramas que sirven de eje vertebral durante toda la narración, a
través de las cuales el escritor nos desvela nuevos secretos de la
Cromería, donde nada (ni nadie) es lo que parece ni dice ser.
Brent Weeks
reserva a uno de nuestros personajes principales (y uno de los
favoritos por el público) una posición de segundo plano, indagando
aún más en su personalidad y preparándonos seguramente así para
un final de fiesta ‘marca de la casa Weeks’.
Se nota en estas
páginas un ritmo un tanto más pausado y dilatado que en ocasiones
anteriores, incidiendo quizás un poco más en la parte más humana
de los personajes, dejando la acción un poco apartada en detrimento
de lo anterior.
No significa esto
ni mucho menos que el ritmo del libro decaiga, sólo que deja la
sensación que la trama principal parece que no avanza demasiado,
dejando espacio para otros sucesos o subramas repletos de nuevas
caras y escenarios, los cuales van salpicando la narración a medida
que avanzamos en la lectura del libro.
Como señal de
identidad el escritor vuelve a dejarnos boquiabiertos con un final de
nuevo apoteósico donde el destino de nuestros protagonistas está
más al límite que nunca, detalle que va a provocar que la espera
para el próximo libro se haga eterna.
En definitiva:
‘El Ojo Fragmentado’ es un cóctel repleto de personajes
memorables, intriga, traiciones, redes políticas y múltiples
narradores (aquí juega una labor fundamental su traductor Manuel de
los Reyes) que te engancha y no te suelta.
¿A qué esperáis
para subiros al gran fenómeno literario que supone esta tetralogía?
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