Mostrando entradas con la etiqueta Autor: Javi Martos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Autor: Javi Martos. Mostrar todas las entradas

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Opinión Literaria: "Una Hamburguesa para Cenar" de Javi Martos por Víctor Cifu.



“Una Hamburguesa para cenar” es una de las mayores sorpresas de este 2014. Javi Martos con uno de sus relatos ha conseguido que se me escape una lágrima por primera vez con una lectura. Bravo”


¿Qué sucedería si descubrieras en un sueño que en realidad eres un asesino despiadado? ¿Qué harías si tuvieras un accidente de coche y despertaras convertido en un zombi? ¿Cómo conseguirías escapar de la locura desatada en mitad de un vuelo comercial? ¿Dejarías montar en el coche a la chica de la curva? El hombre del saco, monstruos, fantasmas, espíritus, sueños premonitorios, catástrofes, asesinatos, venganza y alguna que otra nave espacial…

Una hamburguesa para cenar es una antología de 20 relatos repletos de escalofríos y adrenalina. Un libro lleno de giros inesperados y finales sorprendentes. Un universo aterrador donde lo paranormal y el espanto conforman un asfixiante puzle de historias espeluznantes.

Todos los que conocemos a Javi Martos sabemos que es un gran escritor y un verdadero crack a la hora de plasmar sus historias sobre el papel. Pero yo personalmente después de leer “Ojos de Circo” escrita junto a Jesús Gordillos tenía ganas de leer a  Javi en solitario y lo he hecho con “Una Hamburguesa para Cenar”.

Yo describiría esta antología con una sola palabra “SORPRENDENTE”. Si es cierto, como he dicho anteriormente, que conozco la calidad de Javi pero me sorprendió gratamente ver la excelente calidad de esta antología.
No me corto a la hora de decir que es una de las mejores lecturas de este 2014 ya que con cada uno de los relatos el autor nos golpea directos al estómago con sus historias.

“Una Hamburguesa para cenar” tiene todo lo que le pido a una antología y es algo muy simple, que no se incluyan relatos por el simple hecho de rellenar páginas. No señores, Martos nos regala relatos intensos, diferentes y en ningún momento baja el nivel de sus historias.
Empezando por “Un saco de arpillera” y terminando con el relato que da nombre a este libro “Una Hamburguesa para cenar”.
Nunca, y lo digo totalmente en serio, he llorado leyendo ninguna novela, relato, antología o lo que queráis nombrar. Si que han conseguido dejarme mal cuerpo, o producirme terror o asco e incluso ponerme los pelos de punta, pero jamás se me había escapado una lágrima y Javi lo ha conseguido. 

Dicho esto creo que no hace falta decir nada más. Simplemente recomendar la novela y si aún no la habéis comprado, creo deberías dejar de leer esta opinión e ir a vuestra librería o introduciros en alguna de las páginas de internet que la venden, os aseguro que me lo agradeceréis.
Pero como quedaría demasiado soso que no dijera nada más y creo que tanto la editorial Tyrannosaurus Books por haber apostado por esta antología, como Martos por haberla escrito merecen que hable de, como mínimo, los relatos que más me han gustado.

“Dientes de Septiembre” es el segundo relato de la antología, una de esas historias que te deja con muy mal cuerpo. Que desearás que jamás te pase lo que le sucede al protagonista y que posiblemente te apetezca ir al dentista hacerte una revisión. Este relato es asquerosamente brutal.

“Atrapasueños” es un relato que juega con la mente del protagonista, haciéndole creer que ha hecho algo muy pero que muy malo que realmente no ha hecho. Pero cuando te convences de algo que no has hecho tienes dos opciones: reaccionar y darte cuenta de que estás equivocado o por el contrario hacer lo que tu mente cree que has hecho. ¿Qué decidirá nuestro protagonista?

“GH39” creo que este relato les encantará a todas las personas que odian Gran Hermano y toda esta clase de programas. Aunque parezca lo contrario este relato no es con fecha de caducidad ya que es totalmente irrelevante que exista el programa o no. Os aseguro que los ganadores de este concurso no se verán las caras con Mercedes Milà, sino que su salida de “la casa” será mucho más traumática.

“La extraña chica de la carretera”. Todos hemos escuchado hablar de la chica de la curva, esa leyenda que nos contaban que conseguía ponernos los pelos de punta, por lo menos a mí. Este relato es un homenaje a esa leyenda, pero con un final totalmente distinto y más dramático.

“Marta, yo te lo explico”. Este relato es un homenaje BRILLANTE, y lo digo con mayúsculas, a Marta del Castillo. Un relato duro y dramático y que hace que nos repitamos una y otra vez la injusticia de esta historia. Yo animo a Javi Martos y a la editorial que este relato no solo se quede aquí, sino que llegue a familiares, amigos, prensa, redes sociales, etc. Creo que todo el mundo debería de leerlo.

“Una hamburguesa para cenar” es el relato que cierra la antología. ¿Cuántas formas te pueden suceder dentro de un supermercado mientras compras los ingredientes para hacer una genial hamburguesa? ¿Puedes escapar? Leedlo y lo sabréis.

“Cinco Cartas” dejo este relato como el último porque para mí es el mejor relato de la antología y no solo eso, sino que para mí es uno de los mejores relatos que he leído jamás. Si todos los demás relatos fueran una bazofia no me importaría en absoluto, ya que simplemente por leer este, la antología merece muchísimo la pena.
Si señores, este es el relato que consiguió hacerme llorar, y no es para menos.
Javier se mete en la mente de una chica maltratada y abusada sexualmente que no aguanta más su situación y decide descansar para no sufrir nunca más. Antes de hacer todo esto escribe 5 cartas a 5 personas y nos explica todo el procedimiento antes de realizar lo que ella llama “El gran salto”. Simplemente por esta historia puedo asegurar, afirmar y gritar que Martos es un PEDAZO DE CRACK. Excelente se queda corto.

Como siempre, no me olvido de la portada realizada por Carolina Bensler que le hace totalmente justicia a esta antología. No solo la portada, sino que toda la cubierta me parece totalmente a la altura de esta genial antología. Enhorabuena.

Gracias Tyrannosaurus Books por apostar por Javi y esta antología porque os aseguro que hubiera sido un error no hacerlo, por eso os doy mi enhorabuena.

A Javi Martos solo puedo decirle que por favor siga escribiendo, aunque sé que tiene que trabajar, corregir, dormir, respirar, comer, etc. pero no dejes de escribir.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Promocionamos Novedades Diciembre de Tyrannosaurus Books

Hoy en La Ventana Secreta 6 os traemos las novedades de Diciembre de la editorial Tyrannosaurus Books. 
Esta vez os traemos una antología en solitario escrita por Javier Martos (Ojos de Circo, Promesas de que algún día) "Una hamburguesa para cenar".
La segunda publicación es la novela gráfica de Jim Lawson "Loner" que se estrena a nivel mundia en su edición en papel. 
Si queréis saber mas sobre estas dos publicaciones solo tenéis que seguir leyendo.


UNA HAMBURGUESA PARA CENAR




Ficha técnica

Título: Una hamburguesa para cenar

Autor: Javi Martos 

Género: relatos/terror

Páginas: 238

Formato: 148 x 210 mm. Portada a color (300 gr.) con laminado mate. Interior papel novela 80gr. en blanco y negro. Rústica con solapas.

ISBN: 978-84-943061-5-0

PVP: 14,95€

A la venta próximamente: Diciembre de 2014


20 RELATOS TERRORÍFICOS, FANTÁSTICOS, MISTERIOSOS Y DE LO EXTRAÑO, REPLETOS DE ESCALOFRÍOS Y ADRENALINA.


Sobre el libro
Una hamburguesa para cenar  se compone fundamentalmente de relatos que fueron publicados originalmente en portales de internet que a día de hoy no existen o están abandonados, de tres relatos inéditos, el extracto de una novela también inédita que quizás un día vea la luz ( tiene como título provisional Oscuridad, no me alcances aquí) y un relato que es una escena eliminada de la última novela publicada por el autor hasta la fecha Promesas de que algún día (Dolmen, 2014).

Se trata de una antología de 20 relatos repletos de escalofríos y adrenalina. Un libro lleno de giros inesperados y finales sorprendentes. Un universo aterrador donde lo paranormal y el espanto conforman un asfixiante puzzle de historias espeluznantes.

Sinopsis 
¿Qué sucedería si descubrieras en un sueño que en realidad eres un asesino despiadado? ¿Qué harías si tuvieras un accidente de coche y despertaras convertido en un zombi? ¿Cómo conseguirías escapar de la locura desatada en mitad de un vuelo comercial? ¿Dejarías montar en el coche a la chica de la curva? El hombre del saco, monstruos, fantasmas, espíritus, sueños premonitorios, catástrofes, asesinatos, venganza y alguna que otra nave espacial… 

Sobre el autor
JAVI MARTOS es escritor y traductor. Nacido en Sevilla (septiembre del 82), es Licenciado en Administración de Empresas. En su faceta de traductor, ha llevado al castellano las obras de autores como Stephen King, Shaun Hutson o Adam Nevill. Como escritor, ha publicado más de una treintena de relatos en distintas revistas y antologías. Además, es coautor de Ojos de circo (junto a Jesús Gordillo, Tyrannosaurus Books, 2013) y autor de Promesas de que algún día (Dolmen, 2014). 
Aquí podéis leer la entrevista realizada en este mismo blog al autor Javi Martos
http://laventanasecreta6.blogspot.com.es/2014/06/entrevista-javier-martos.html





LONER





LONER. POR PRIMERA VEZ LOS DINOSAURIOS DE JIM LAWSON LLEGAN A ESPAÑA.

Ficha técnica

Título: Loner

Autor: Jim Lawson  

Género: novela gráfica

Páginas: 78

Formato:

ISBN: 978-84-943061-4-3

PVP: 11,95€

A la venta próximamente: Diciembre de 2014

EL CRETÁCICO SUPERIOR ESTÁ LLENO DE SOLEDAD Y ODIO, AVENTURAS Y MUERTE.

UNA CONSTANTE LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA DONDE NO HAY LUGAR PARA LOS SENTIMIENTOS
Sobre Loner
En 2001 el dibujante y guionista Jim Lawson creó la serie de cómics Paleo: Tales of the Late Cretaceous para el sello Empty Sky de Mirage Studios, el legendario estudio que vio nacer a las archiconocidas Tortugas Ninja.

Paleo fue publicado durante 8 números a los que siguió una historia autoconclusiva, LONER, que jamás vio la luz.

Tyrannosaurus Books se enorgullece en presentar, por primera vez a nivel mundial, la edición en papel de LONER, la novela gráfica independiente de la serie Paleo de Jim Lawson, dibujante de la versión original de los cómics de las Teenage Mutant Ninja Turtles durante más de 20 años.

Sinopsis
Loner es un T-Rex repudiado por su madre en su más tierna infancia. Pronto aprende a buscarse la vida y a sobrevivir en un medio hostil en la más absoluta soledad. Loner, camina a la deriva buscando sentido a su existencia, comida y otros dinosaurios en los que descargar su ira. Vive las aventuras de Loner en pleno período del Cretácico superior y alucina con las aventuras de los diferentes dinosaurios que pueblan el universo LONER. Una historia despiadada de supervivencia.



Sobre el autor 
JIM LAWSON nació en 1960 y se crió en un pueblecito de Connecticut (EEUU). Desde siempre ha dibujado, cuando iba a la escuela se pasaba el día escondido en la última fila con sus lápices y sus dibujos. Su gran oportunidad llego después a conocer a los creadores de las Tortugas Ninja, Peter Laird y Kevin Eastman. Le invitaron a participar en el cómic, entonces habían publicado 3 números. Después de ese encuentro afortunado, se pasó casi 20 años dibujando las archiconocidas tortugas mutantes. Es co-creador junto a Peter Laird de la serie de comics Planet Racers y autor del comic Dragonfly. Ahora vive en Northampton con sus 3 hijos y sus dos gatos.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿Cómo crear? por Javi Martos






¿Cómo crear?

No soy un buen ejemplo a seguir.
Así de simple.
Soy desorganizado, y bastante impetuoso, de hecho.
No soy constante (puedo pasarme semanas sin escribir nada) y no me impongo horarios ni rutinas (puedo escribir a cualquier hora del día o de la noche, y puedo escribir una sola frase o un pasaje de tres mil palabras). No suelo hacer fichas de personajes (lo que me obliga a ir adelante y atrás constantemente para que mi protagonista no sea rubio de ojos azules y moreno de ojos negros en capítulos alternos), no dibujo esquemas minuciosos del argumento (al menos al principio). Soy un poco caótico, en realidad.
Soy consciente de que debo corregir todas estas deformaciones, de modo que insisto en que por el momento —y la cosa no cambiará en un tiempo— no soy un buen ejemplo a seguir. Sencillamente escribo cuando… incluso para mí es difícil explicar cuándo. Yo diría que lo hago cuando ya no puedo aplazarlo más. Continuamente estoy escribiendo en mi cabeza, y es cuando ya no puedo retener más texto en la memoria cuando me siento delante del ordenador a verterlo todo.
Escribo cuando la inspiración aprieta, supongo.
Crear es inspiración. Sin inspiración, no hay nada.
Está claro que sin dedicación, esfuerzo, trabajo y, en ocasiones, desesperación, ningún escritor podrá ponerle punto y final a una obra. A ninguna. Hay que echar muchas horas al asunto, tanto de escritura como de revisión y corrección. Hay que reescribir y eliminar pasajes. Sin trabajo no habrá resultado. Jamás. Pero lo cierto es que para mí lo fundamental es la inspiración.
Crear es inspiración, no hay más.
Si me preguntas, te respondo que escribir es para mí una consecuencia directa de leer.
Leo mucho, unos sesenta libros al año. En cuanto termino un libro, comienzo otro. Soy adicto a la lectura, y me alegro por ello. No sabría decir qué me gusta más. Sencillamente no lo sé. En un momento determinado me di cuenta de que lo que realmente quería hacer era contar mis propias historias, pero jamás he dejado de leer. Buscando una analogía, un escritor es como ese niño que aprende a tocar la guitarra porque ha visto a una banda en un concierto y ha quedado enamorado de los acordes, de los punteos y de las notas. Al principio imita y repite y memoriza esas canciones, pero más tarde compone y desarrolla otros nuevos temas, perfilando así un estilo propio. Ahí es donde entra la dedicación, el esfuerzo y el trabajo. Mucho trabajo.
Podéis leer muchos libros en los que se explica cómo escribir bien (recomiendo Cómo escribir ciencia ficción y fantasía, de Orson Scott Card, y Mientras escribo, de Stephen King), participar en talleres de literatura creativa, cursos de gramática, de sintaxis, aprender vocabulario y cómo retorcer una oración subordinada hasta quebrarla, asistir a grupos de lectura y escritura… incluso podéis obligaros a alcanzar diariamente un número determinado de palabras buscando una rutina, o convertir el arte de escribir en una tarea como podría ser lavar la ropa o tirar la basura.
Fregar los platos, hecho.
Sacar al perro, hecho.
Escribir quinientas palabras, hecho.
Todo eso está muy bien, todo lo que hagas para estimular la creación literaria es admirable y necesario, por supuesto que sí. Hay que leer y escribir mucho. Así se coge práctica. Así se aprende. Leyendo y escribiendo una barbaridad. Pero sin inspiración, la cosa no va a funcionar. Al menos a mí no me funciona.
No puedo sentarme a escribir hoy así porque sí. Si lo hago, lo más probable es que apague el ordenador sin una sola letra escrita y con una buena jaqueca.
Detesto presentarme a certámenes literarios con la temática establecida de antemano. Me cuesta un mundo escribir un relato para una antología cuya línea a seguir sea inflexible. De hecho, por lo general soy incapaz de sentarme a escribir hasta que no tengo una trama lo bastante potente y muy desarrollada en la cabeza, de modo que casi todos los certámenes me caducan en plazo.
Me pasa mucho. Casi siempre, lo admito.
Si me piden para dentro de un par de meses un relato de vampiros… probablemente no se me ocurra nada aprovechable en ese tiempo, sin embargo habré escrito un par de relatos de zombis de los que estaré dignamente orgulloso. Seguro.
Escribo relatos a impulsos. Como he dicho, no me siento a escribir hasta que la historia está desarrollada en mi cabeza. Y tiene que ser una buena historia que realmente desee contar, si no termino descartándola. Esa es la inspiración, al menos mi concepto de inspiración, cuyo origen no puedo definir. Está ahí. Quizá pasan semanas o meses sin que se me ocurra nada, pero de pronto, súbitamente y sin esperarlo, se me ocurre la idea que estaba esperando. Y a la par me acompañan las ganas de sentarme a escribir. Y ya no me detengo hasta acabar.  
Un día cualquiera se me enciende la bombilla.
«¿De dónde salen mis ideas?», podrías preguntarme. Pues de la calle, de la vida, de una película, de un libro, de una conversación con un amigo, de una anécdota que te cuentan en el trabajo, de cualquier parte… Dicen que los escritores deben vivir en soledad y atormentados, pero qué va. Un escritor tiene que estar siempre rodeado de gente, cuanta más mejor, hay que empaparse de vivencias, de detalles… Así, las historias serán más reales. Y las ideas llegarán una detrás de otra para que tú puedas ir descartando las que sean basura. Porque hay mucha basura en todo lo que se te ocurre, eso es así. Asúmelo.
Hay gente que piensa que tener una idea es difícil. Eso no es cierto. Lo difícil es acertar cuál es la buena.
Pongámosle que hay un hombre desnudo en mitad de la calle. Estamos contando la historia de un exhibicionista. Lo primero que podríamos preguntarnos es si lo hace a menudo. Si muestra sus partes nobles a señoras… o a niños. Pero, ¿y si está desnudo solo porque le han robado? ¿Y si está ahí en mitad de la ciudad, como Dios le trajo al mundo, porque ha perdido una apuesta? Quedémonos con lo último. Ha perdido una apuesta. ¿Qué había apostado? ¿Quién o qué era tan importante como para, sabiendo que puede ser detenido por desorden público, haya sido capaz de salir a la calle sin ropa?
Ahí hay un puñado de ideas en un solo párrafo. Pero nadie te asegura cuál es la idea buena. La que terminará germinando en una novela que alguien quiera leer. Quizá ninguna sea buena.
Estoy divagando.
Decía que cuando se me ocurre una idea, no me siento a escribir directamente. En cambio, empiezo a darle vueltas, pienso en diálogos, personajes, situaciones. Tomo notas, apunto detalles en post-it y en el bloc de texto del ordenador. En mitad de una fiesta escribo alguna nota en el móvil para poder pensar en ello cuando esté libre. También tomo apuntes en trozos de papel, en una libreta, donde sea. Más que nada para que no se me olvide lo que realmente me parece bueno (aunque a la hora de escribir la versión definitiva pocas veces se parecerá a la idea original, al menos en mi caso). Y una vez que tengo en la cabeza toda la historia, entonces sí, ahí sí, enciendo el editor de textos y escribo.

(Notas en el móvil con ideas para 9 relatos)


Y es en esa fase cuando hay que ponerle dedicación, esfuerzo, rutina de trabajo y todo lo demás. Ahí sí me obligo a escribir todos los días. Y si hay algo que no sé con detalle, me paro a documentarme, evitando así caer en trampas y subterfugios. Un buen consejo es escribir de lo que uno sabe, así te equivocas menos. Y si no sabes, para unos días e infórmate bien. No metas la pata.  
Una vez se me ocurrió un relato que iba a titular «8 minutos». Ese es el tiempo en que tarda la luz del sol en llegar a la Tierra por el espacio. Quería escribir un relato contando qué ocurría en esos ocho minutos con varios personajes después de saber que el sol se había apagado como una bombilla. Lo primero que hice fue documentarme si era posible. Y no. El sol no se puede apagar como una bombilla. Se iría apagando, sí, pero al mismo tiempo se hincharía hasta devorar el planeta. Al verse modificado el tamaño del sol, la órbita terrestre habría cambiado su curso, las mareas habrían cambiado, se producirían tsunamis y terremotos, y el planeta probablemente habría terminado deambulando por el sistema solar sin un rumbo establecido. O cualquier otra cosa que no fui capaz de entender. Por lo tanto, mi relato estaba condenado a ser una basura. Porque no habría sido creíble, y los lectores de ciencia ficción habrían tachado mi cuento de deshonesto. Porque vale que estemos hablando de escribir ficción, y que Superman vuele y que Spiderman lance telarañas por las muñecas, pero los argumentos hay que respetarlos y sostenerlos con cimientos sólidos. Y si tu historia no se sostiene, sencillamente no sirve.   

Con las novelas el proceso de escritura es algo diferente, pero en esencia es igual que la redacción de un relato (salvo que a lo bestia y más caótico aún). No me siento a escribir hasta que tengo la historia completa en la cabeza. A menudo me duele de tanta información que tengo y no puedo evitar sentarme para hacer esquemas o anotaciones a grandes rasgos, o algún detalle muy concreto (una frase que quiero que aparezca en la novela, un diálogo muy particular que tenga significado de peso). Pero le voy dando vueltas mientras conduzco, antes de dormir, durante los almuerzos, mientras salgo a correr…, esbozo pequeños esquemas, como digo, muchas anotaciones, extractos de diálogos… 

(Libretas y trozos de papel donde anoto "cosas")

Pero no me siento a escribir el texto definitivo hasta que sé desde dónde quiero partir hasta dónde quiero llegar y por dónde pasar (salvo pasajes que por lo habitual dejo a la improvisación, es decir, sé que dos personajes van a hablar sobre un tema, pero no sé las frases exactas ni el lugar donde conversan. A veces sí sé el diálogo entero, bien manteniéndolo en la cabeza, bien habiéndolo escrito en algún trozo de papel). Una vez tengo todo eso en la cabeza, escribo un resumen completo de toda la historia, dos o tres folios máximo, con los hitos más importantes y las subtramas a desarrollar. Y esquemas más detallados que más tarde, capítulo a capítulo, iré desgranando y relacionando con todas las notas y pasajes que he ido garabateando de vez en cuando en diversos sitios.
 Y entonces sí, me pongo a escribir de la primera palabra de la novela hasta la última.

A veces repito este mismo proceso dentro de la redacción de la propia novela en sí. Es decir, una vez que he escrito el resumen completo, separado por capítulos y subcapítulos, me pongo con el primer bloque (primera parte, primer capítulo, primer arco…). Y me pongo a darle más vueltas, a pensar mucho más profundamente en los detalles, en las reacciones de los personajes, en los diálogos, en las acciones, en las descripciones de paisajes, en la coherencia de la trama (algo muy importante).  
Hay autores que afirman dejarse llevar por la historia y los personajes. Yo no.
Hace poco escuchaba en una presentación de un escritor de medio pelo (y con un ego del tamaño del Empire State) algo así como: «mi pluma trata de rememorar las hazañas de manifiestos personajes, mas estos se desgajan de mi mente, confrontan con valentía los duelos de los que yo, como autor, como dios infecundo y desabrido de sus destinos, no soy capaz de salir triunfante, y sin más remedio, derrotado y humillado, déjome llevar por los designios que la historia y los personajes requieren, provocando que hinque la rodilla ante la amargura de mis entrañas.» Pamplinas y nada más que pamplinas. El discursito no era literal, no he podido engalanarlo tanto como hizo el autor en cuestión, pero las ganas de menear la cabeza con condescendencia son las mismas.

(Esquema general de "Ojos de Circo")
Tú como escritor puedes contar la historia que quieras, ningún personaje te lo va a prohibir. Puedes hacer lo que te plazca y escribir lo que te dé la gana. Lo que este autor quería decir en su perorata (o es el mensaje que yo quise entender), es que tienes que ser honesto con la historia y no caer en ridiculeces. Un personaje no puede aprender idiomas en una página, ni dominar súper poderes en escasos tres párrafos. Y esas contradicciones, incoherencias… tienes la suerte de que la propia historia te las va a ir corrigiendo —o pidiéndote que las corrijas— a medida que vayas escribiendo o revisando.
Si quieres que un joven atraque un banco con un plátano en la mano, puedes escribir esa historia, no pasa nada. Pero obviamente tendrás que cambiar ese plátano por una pistola, si no quieres que ese atraco termine siendo ridículo. Pero, ojo, conste en acta que la pistola puede ser igual de ridícula. ¿El joven ha aprendido a quitarle el seguro? ¿Sabe que, si no tiene cuidado, el retroceso del disparo puede dejarlo caer de espaldas? ¿Sabe el autor que es poco probable que un joven sea capaz de agenciarse una pistola en una ciudad normal y corriente? ¿Cómo la ha pagado? ¿De dónde la ha sacado?
Entonces, para no alargarme más, escribe de manera honesta.
Sé coherente. No metas a tu protagonista claustrofóbico en una cueva a oscuras. No.
Puedes escribir una novela que guste más o menos: pero sé COHERENTE. Sé honesto.
Luego corrige mucho. Para mí las revisiones son un fastidio, un último esfuerzo que hay que hacer pero que no te apetece nunca. A veces mola, sí, porque es parte de la escritura, pero desgasta bastante. Cansa. Es como una prórroga en un partido de fútbol que has peleado hasta quedarte sin resuello. Ya no te quedan fuerzas ni ganas, pero tienes que dar un poquito más.
Por lo general, dejo pasar un tiempo entre la escritura y la corrección. Y siempre corrijo en papel. Imprimo la novela y las anotaciones las hago en rojo, verde o azul. Pero a mano.
Después… solo toca esperar. Alguna editorial se interesará por tu trabajo. O no, pero eso no depende de ti. Así que no te agobies.
¿Son estos consejos útiles para ti?
Probablemente no.
Yo mismo soy contradictorio con mis propias reglas, pues cuando me encargan una traducción al castellano me sitúo en el extremo opuesto de todo lo que he contado. Hago fichas de personajes, me pongo horarios, cumplo plazos…
No sé por qué, la verdad.
Pero así es.