“Una historia claustrofóbica y aterradora que te dejará sin aliento”
La sociedad arrastra una crisis económica y de valores
que parece irreversible. Esther y Tomás, un matrimonio joven con serios
problemas laborales, deciden pasar un último fin de semana, junto con su hija
de dos años Say, en el apartamento de montaña que compraron en tiempos mejores
y que ahora necesitan vender. En plena tormenta de nieve, alguien llama a su
puerta y comienza la pesadilla. Veinticuatro horas de terror extremo, en las
que deberán luchar para sobrevivir. En su huida, la situación se complicará aún
más y se verán obligados a enfrentarse a sus miedos más profundos y
ancestrales. Porque, además, alguien que se desplaza entre las sombras les
acompaña en su viaje sin retorno.
David Jasso ha
logrado acojonarme cosa mala con su nueva novela, Disforia, la cual posee ese
tipo de estructura engañosa que potencia la sensación de no saber lo que te vas
a encontrar cuando pasas a la página siguiente, creando así para la ocasión un
continuo y diabólico juego entre escritor y lector del cual nadie puede escapar.
La pesadilla comienza con una acción tan cotidiana y
rutinaria como es una llamada a la puerta de una casa familiar en plena tarde.
Este es el inicio de la primera parte de la novela, reservándose Jasso una segunda parte aún más
claustrofóbica e intensa que deja prácticamente en pañales a algunos escritores
de terror que todos tenemos en mente (sí, amigo lector: tú y yo sabemos
perfectamente de quién estamos hablando).
Salpicando la acción entre estas dos grandes partes en las
que se vertebra la acción, Jasso nos
narra unos breves interludios a modo de flashbacks gracias a los cuales
podremos conocer los motivos por los que se mueve nuestro personaje de
pesadilla surgido de la invernal noche, atando cabos hasta su magnífico e
inesperado final, el cual recomiendo releer varias veces para valorar
globalmente este desasosiego en todo su esplendor.
Particularmente creo que hay que detenerse también en la
prosa de David Jasso, logrando una
empatía muy reconocible con los personajes/víctimas, sobrevolando en todo ello
una voz omnisciente que habla directamente con nosotros, dilatando o acortando
el momento de algunas escenas clave resultando de todo ello un toque
experimental que me ha encantado, otorgando una importante profundidad que
potencia el estilo tan cinematográfico del escritor zaragozano.
En definitiva: una excelente historia terrorífica (no
podemos olvidar que se trata también de una denuncia al sistema imperante en
nuestros días) que genera en el lector una profunda sensación de desazón, lo
cual es realmente difícil encontrar hoy en día.
Como nota final me alegro enormemente que haya sido Valdemar la editorial que ha publicado
Disforia (amén de contar con una edición tan exquisita en cartoné con
sobrecubiertas: marca de calidad de toda la colección Insomnia) la cual cuenta
con la infraestructura necesaria para poder reeditar otros títulos de David Jasso como Dios manda. Yo, desde
aquí, apoyo la iniciativa…
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