jueves, 19 de noviembre de 2015

Opinión literaria: "La verdad sobre el caso de Harry Quebert" de Joël Dicker - Reseña de Francisco José Arcos Serrano


“Una lectura obligada para todos los amantes del misterio y novela policíaca. Engancha desde un principio y no podrás parar hasta llegar al sorprendente final y descubrir: ¿QUIÉN MATÓ A NOLA KELLERGAN”


Una novela de suspense a tres tiempos -1975, 1998 y 2008- acerca del asesinato de una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire.
En 2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor -Harry Quebert, autor de una aclamada novela- y descubre que éste tuvo una relación secreta con Nola Kellergan. Poco después, Harry es arrestado y acusado de asesinato al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín.
Marcus comienza a investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras busca demostrar la inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz. La verdad solo llega al final de un largo, intrincado y apasionante recorrido.


Aprovechando que llevaba mucho tiempo queriendo adentrarme en este libro, la nueva edición en tapa dura por parte de DeBolsillo me ha venido estupendamente, así que cuando se alinean los astros no queda otra cosa que dejarte llevar…
La verdad sobre el caso Harry Quebert lanzó al estrellato hace un par de años al escritor sueco Joël Dicker, que con tan sólo 27 años vio como su novela recibía diferentes premios (Premio Goncourt des Lycéens, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y el Premio Lire), siendo número 1 de ventas en Francia (con más de 750.000 ejemplares vendidos) y diversos derechos de traducción a 33 idiomas.
El escritor consigue, a pesar de las más de 650 páginas, un magnetismo de la intriga que es el hilo conductor que prevalece durante toda la lectura, sin apenas bajar el ritmo durante la misma.
Los personajes que aparecen por estas páginas están radiografiados a la perfección, aunando complejidad y sentimientos encontrados, ya que nada es lo que parece en este libro.
Otro detalle que hace que te adentres en la trama sin apenas darte cuenta es la asombrosa caracterización de Aurora, un pueblecito ficticio enmarcado dentro de New Hampshire donde no faltan ni sus espectaculares paisajes otoñales en los bosques ni esas casitas características cerca de los lagos ni, por supuesto, el centro del pueblo, donde encontramos esa cafetería típica que nos retrotrae a la serie de Twin Peaks.
La estructura ideada por el joven escritor sueco ya parte de elementos que llaman la atención, ya que antes de cada capítulo podemos leer unas frases a modo de citas/consejos que el propio Harry Quebert le otorga a su pupilo Marcus Goldman durante su formación en el oficio de escritor.
Pese a la complejidad de partir de tres historias en tiempos diferentes y que todo vaya cuadrando, Joël Dicker se las ingenia para que todo tome de manera paulatina su cariz correspondiente y vayamos avanzando en la narración con continuos giros argumentales que hace que nos preguntemos si la imaginación del autor tiene límites, dejando al lector extasiado en ocasiones debido a los vericuetos que nos vamos encontrando por aquí.
Como nota final me ha gustado mucho también la crítica que se le hace al mundo editorial y a la presión del escritor novel que debe mantener su status para poder perdurar en las listas de los más vendidos con cada nueva obra, unas conclusiones que dicen mucho del mundo donde vivimos.
En definitiva: Un thriller en espiral magnífico que no puedes dejar de leer, lleno de sorpresas narrativas y de grandes personajes complejos y retorcidos que seguro se asemejan a cualquier persona real que conocemos de primera mano.
No lo dejes pasar, sería un pecado capital.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Relato: "El Perro" de Juan Enrique Soto


Juan Enrique Soto

El perro

(Ilustración de portada: Carlos Rodón)


El perro estaba allí, mirándome. Negro como un insulto, me enseñaba sus colmillos, arrugaba su hocico. Sus ojos, anaranjados, fijos. Un churrete de sangre pegajoseaba su pelo. Le sangraba una oreja, media oreja. Yo no se la mordí, por supuesto, pero el perro no parecía tenerlo tan claro. Su cuerpo, tenso como el aire que precede a la tormenta. Y gruñía con cada gemido del sillón en el que yo estaba sentado. Era un castigo permanecer sentado, pero no podía levantarme sin precipitar su ataque.

No recuerdo cuánto tiempo transcurrió. Fueron horas. El perro se tumbó. Apoyó su morro sobre las patas delanteras y cerró los ojos. Yo intentaba moverme, pero el sillón protestaba y el perro se despertaba, alzaba la cabeza y me mostraba los colmillos, pero sin gruñir, que no le hacía falta para amedrentarme.
Yo cabeceaba de sueño, luchaba por no dormirme porque tenía miedo. Y sentía rabia al ver dormir al perro. Hubiera deseado hacer lo mismo, aunque lo que realmente deseaba era huir.

No había modo. Estaba a su merced. Me masajeé la barbilla. Noté algo pegajoso en la comisura de la boca. Creí que era saliva. No lo era. Era sangre y no parecía ser mía. Aquel era el extraño gusto que notaba y yo pensaba que era el pánico. Me picó una oreja y me rasqué. El tacto también era pegajoso. Más sangre. Palpé con cuidado. Me dolía. Seguí con un dedo el contorno de la oreja. Faltaba un pedazo. Igual que al perro le falta un pedazo de la oreja derecha.

Entonces, miré al perro. También él me miraba. Sí, tenía sangre en el hocico. Sería la mía. Le enseñé mis dientes, gruñí. Él hizo lo mismo. Era un nuevo empate.

Transcurrió más tiempo. Debimos dormirnos ambos de nuevo. Al despertar, estaba allí, inmóvil, mirándome. Le chorreaba sangre del morro. Busqué la causa. Le faltaba la mitad de la pata delantera izquierda. Parecía haber sido arrancada a mordiscos. No se lo había hecho porque reconocí el sabor en mi boca. Era sangre. Mucha. No quise mirarme las piernas. Me dolía una rodilla, la derecha. ¿Sería un nuevo empate?

Debía intentar por todos los medios no dormirme. Le enseñé los dientes rojos. Gruñí. Él a mí los suyos. Gruñó también. Yo sentía pavor y, al mismo tiempo, una especie de euforia. Creo que el perro sentía lo mismo.

Transcurrió el tiempo. Fueron horas. No podía verle. Me palpé el rostro. Me faltaban los ojos. Noté algo blando en mi boca, de sabor extraño, y al morderlo reventó su contenido líquido sobre la lengua. Él tampoco podría verme a mí.

¡No debía dormirme! ¡No debía! Pero lo hice. Mi piel sentía el espeso correr de la sangre. Traté de mover el cuello, de escuchar sus gruñidos, de oler su miedo y el mío. Mis sentidos habían perdido su habilidad, pero sentía que el perro mutilado y aún vivo seguía frente a mí, igual de mutilado que debía estar yo frente a él.

Seguíamos empatando.


Yo era consciente de que dormir una vez más sería el final de ambos. Pero lo hice.


Nacido en Alemania, Juan Enrique se creo en el popular barrio de Vallecas, en Madrid. Licenciado en Psicología, ha publicado las novelas La Barca Voladora y El silencio entre las palabras en la editorial Creápolis Impulsa. Recorre los géneros de la novela, el relato, la poesía o el teatro. Ha sido galardonado con numerosos premios en diversos certámenes literarios españoles e internacionales. www.juanenriquesoto.es

martes, 17 de noviembre de 2015

Opinión literaria: "Ciudad de Heridas" de Miguel Córdoba - Reseña de Víctor Cifu


"Ciudad de Heridas" es una de las mayores sorpresas de este 2015. 
La profesionalidad de Ediciones el Transbordador y la creatividad de Miguel Córdoba hacen que nos encontremos ante una novela redonda. Bravo.

A la ciudad de Gran Salto acaba de llegar un forastero. Es un tipo muy alto —casi parece un zancudo—, viste de negro y lleva puesta una ridícula chistera. Sus ojos, de un extraño color violeta, contienen todas las estrellas del cosmos. Lleva consigo una maleta pasada de moda donde guarda el destino de cuatro chicos, una cuchilla con la que cortar una sonrisa y un plan para que se deje de construir la ciudad. Ha venido a curar viejas heridas.
Perros que emiten gemidos casi humanos, unos terribles asesinatos en casa de un famoso escritor o un lago con un romántico y asfixiante secreto son sólo algunos de los ingredientes de esta singular historia. «Ciudad de Heridas» es una novela que atrapa irremediablemente al lector en un mundo de terror, ciencia ficción y surrealismo.

Después de mucho tiempo vuelvo con una reseña. Esta vez os vengo a hablar de la primera novela de Ediciones el Transbordador y la primera de Miguel Córdoba

Lo primero de todo quiero felicitar a los editores del Transbordador que son Pilar Márquez y Jose María Soret Álvarez. Los felicito primero por el gran acierto de publicar esta novela y lo segundo por el gran trabajo que han hecho con la edición, muchas editoriales deberían aprender. 

También les quiero dar las gracias por haberme enviado este libro en forma de regalo, no no me lo enviaron como prensa ni para reseñar ni nada por el estilo, si no que fue un regalo y esto lo agradezco mucho. Se que decir esto puede volverse en mi contra porque muchos dirán que hablo bien de esta novela por que tengo un compromiso con la editorial, pero me da exactamente igual. Yo tengo mi criterio y sea un regalo o no, si la novela es buena lo voy a decir y no siempre tiene que tener puntos malos. Muchas veces esos puntos malos son diminutos. 

¿Por qué de una novela de 300 páginas en la que quizás hay una escena que no me ha gustado tengo que remarcarlo? Prefiero remarcar todo lo bueno que tiene que algo insignificante. En este caso no he encontrado ni ese momento malo del que os hablo.

Vamos a entrar en materia. Ciudad de Heridas es una de las sorpresas de este 2015 porque desde el primer momento la novela te atrapa, te hace complice de todo lo que va sucediendo. Para que entendáis hasta que punto quedé hipnotizado por la obra de Miguel os voy a contar esta pequeña anécdota por llamarlo de alguna manera. 

Antes de empezar esta obra yo estaba leyendo otro proyecto (por cierto un proyecto brutal que pronto tendrá reseña) el cual me quedaban unas 50 páginas para terminarlo. Así que lo dejé un momento de lado para empezar Ciudad de Heridas y ver como empezaba esta historia. Pues bien, no pude soltarlo hasta que terminé.

Todo esto es gracias a la creatividad y la prosa de Miguel ya que no solo escribe una historia que te atrapa por su trama, si no que la pros que utiliza hace que disfrutes leyendo y esto es de alabar. 

Otra de las cosas que me ha gustado de Miguel es que utiliza muchas referencias de la actualidad como el Whatsapp o David Guetta y eso me gusta. Me cansa un poco ver libros en los que sus protagonistas escuchan siempre música rock o que no utilizan ni la tecnología ni las redes sociales. No quiero decir que esto me moleste ya que yo también escucho música rock de vez en cuando y entiendo que haya gente que no use el Whatsap, pero un poquito de variedad por favor.

Ciudad de Heridas es una obra inclasificable ya que tiene momentos de terror y gore, también de ciencia ficción, novela policiaca e incluso drama. Una obra que merece ser leída y releída ya que estoy seguro que en una segunda o tercera lectura descubriríamos cosas que hemos pasado por alto. 

Por otra parte es difícil daros mi opinión sobre esta obra sin spoilear nada de la trama, por que como os digo, es un constante de situaciones que no dejan ni un minuto de respiro al lector, sobre todo las primeras 100 páginas. 

Como ya he dicho, las primeras 100 páginas es un constante de situaciones que no te dejarán apartar la vista de la novela y que cada página que vayas pasando querrás más y más. Después la historia se calma y empieza a tomar otro camino que os aseguro que en algún que otro momento conseguirá poneros los pelos de punta.

Es una obra que os hará comeros la cabeza hasta el final y que tenéis que leer con tranquilidad, sin prisas, degustando cada una de sus páginas para intentar que no se os escape ni el más mínimo detalle. 

Miguel ha creado una novela que podría haber sido compleja, pero que gracias a su prosa y a la forma en la que nos hace participe de ella, hace que esa complejidad se convierta en belleza y por lo tanto Ciudad de Heridas es una de las grandes lecturas del 2015. 

Como siempre no quiero olvidarme de la portadista, María Delgado Prieto que en mi opinión ha creado una portada totalmente acorde con la novela. Plasma a la perfección la esencia de la obra mezclando el blanco y negro con colores mas rosados y magenta. Grandísimo trabajo. 

Y poco más que decir, dar a enhorabuena tanto a la editorial como a Miguel por esta genialidad que han creado. 
Animaros a comprar esta novela por que no os arrepentiréis y además esto es como un videojuego de la PS4 que para conseguir todos los trofeos tienes que rejugarlo varias veces para descubrir nuevas cosas, pues con Ciudades de Heridas pasa exactamente lo mismo. 

Ahora solo me falta mandar un Whatsap al editor informándole de que la reseña ya está publicada mientras escucho David Guetta a través de mis auriculares.