miércoles, 24 de diciembre de 2014

Opinión Literaria: "Una Hamburguesa para Cenar" de Javi Martos por Víctor Cifu.



“Una Hamburguesa para cenar” es una de las mayores sorpresas de este 2014. Javi Martos con uno de sus relatos ha conseguido que se me escape una lágrima por primera vez con una lectura. Bravo”


¿Qué sucedería si descubrieras en un sueño que en realidad eres un asesino despiadado? ¿Qué harías si tuvieras un accidente de coche y despertaras convertido en un zombi? ¿Cómo conseguirías escapar de la locura desatada en mitad de un vuelo comercial? ¿Dejarías montar en el coche a la chica de la curva? El hombre del saco, monstruos, fantasmas, espíritus, sueños premonitorios, catástrofes, asesinatos, venganza y alguna que otra nave espacial…

Una hamburguesa para cenar es una antología de 20 relatos repletos de escalofríos y adrenalina. Un libro lleno de giros inesperados y finales sorprendentes. Un universo aterrador donde lo paranormal y el espanto conforman un asfixiante puzle de historias espeluznantes.

Todos los que conocemos a Javi Martos sabemos que es un gran escritor y un verdadero crack a la hora de plasmar sus historias sobre el papel. Pero yo personalmente después de leer “Ojos de Circo” escrita junto a Jesús Gordillos tenía ganas de leer a  Javi en solitario y lo he hecho con “Una Hamburguesa para Cenar”.

Yo describiría esta antología con una sola palabra “SORPRENDENTE”. Si es cierto, como he dicho anteriormente, que conozco la calidad de Javi pero me sorprendió gratamente ver la excelente calidad de esta antología.
No me corto a la hora de decir que es una de las mejores lecturas de este 2014 ya que con cada uno de los relatos el autor nos golpea directos al estómago con sus historias.

“Una Hamburguesa para cenar” tiene todo lo que le pido a una antología y es algo muy simple, que no se incluyan relatos por el simple hecho de rellenar páginas. No señores, Martos nos regala relatos intensos, diferentes y en ningún momento baja el nivel de sus historias.
Empezando por “Un saco de arpillera” y terminando con el relato que da nombre a este libro “Una Hamburguesa para cenar”.
Nunca, y lo digo totalmente en serio, he llorado leyendo ninguna novela, relato, antología o lo que queráis nombrar. Si que han conseguido dejarme mal cuerpo, o producirme terror o asco e incluso ponerme los pelos de punta, pero jamás se me había escapado una lágrima y Javi lo ha conseguido. 

Dicho esto creo que no hace falta decir nada más. Simplemente recomendar la novela y si aún no la habéis comprado, creo deberías dejar de leer esta opinión e ir a vuestra librería o introduciros en alguna de las páginas de internet que la venden, os aseguro que me lo agradeceréis.
Pero como quedaría demasiado soso que no dijera nada más y creo que tanto la editorial Tyrannosaurus Books por haber apostado por esta antología, como Martos por haberla escrito merecen que hable de, como mínimo, los relatos que más me han gustado.

“Dientes de Septiembre” es el segundo relato de la antología, una de esas historias que te deja con muy mal cuerpo. Que desearás que jamás te pase lo que le sucede al protagonista y que posiblemente te apetezca ir al dentista hacerte una revisión. Este relato es asquerosamente brutal.

“Atrapasueños” es un relato que juega con la mente del protagonista, haciéndole creer que ha hecho algo muy pero que muy malo que realmente no ha hecho. Pero cuando te convences de algo que no has hecho tienes dos opciones: reaccionar y darte cuenta de que estás equivocado o por el contrario hacer lo que tu mente cree que has hecho. ¿Qué decidirá nuestro protagonista?

“GH39” creo que este relato les encantará a todas las personas que odian Gran Hermano y toda esta clase de programas. Aunque parezca lo contrario este relato no es con fecha de caducidad ya que es totalmente irrelevante que exista el programa o no. Os aseguro que los ganadores de este concurso no se verán las caras con Mercedes Milà, sino que su salida de “la casa” será mucho más traumática.

“La extraña chica de la carretera”. Todos hemos escuchado hablar de la chica de la curva, esa leyenda que nos contaban que conseguía ponernos los pelos de punta, por lo menos a mí. Este relato es un homenaje a esa leyenda, pero con un final totalmente distinto y más dramático.

“Marta, yo te lo explico”. Este relato es un homenaje BRILLANTE, y lo digo con mayúsculas, a Marta del Castillo. Un relato duro y dramático y que hace que nos repitamos una y otra vez la injusticia de esta historia. Yo animo a Javi Martos y a la editorial que este relato no solo se quede aquí, sino que llegue a familiares, amigos, prensa, redes sociales, etc. Creo que todo el mundo debería de leerlo.

“Una hamburguesa para cenar” es el relato que cierra la antología. ¿Cuántas formas te pueden suceder dentro de un supermercado mientras compras los ingredientes para hacer una genial hamburguesa? ¿Puedes escapar? Leedlo y lo sabréis.

“Cinco Cartas” dejo este relato como el último porque para mí es el mejor relato de la antología y no solo eso, sino que para mí es uno de los mejores relatos que he leído jamás. Si todos los demás relatos fueran una bazofia no me importaría en absoluto, ya que simplemente por leer este, la antología merece muchísimo la pena.
Si señores, este es el relato que consiguió hacerme llorar, y no es para menos.
Javier se mete en la mente de una chica maltratada y abusada sexualmente que no aguanta más su situación y decide descansar para no sufrir nunca más. Antes de hacer todo esto escribe 5 cartas a 5 personas y nos explica todo el procedimiento antes de realizar lo que ella llama “El gran salto”. Simplemente por esta historia puedo asegurar, afirmar y gritar que Martos es un PEDAZO DE CRACK. Excelente se queda corto.

Como siempre, no me olvido de la portada realizada por Carolina Bensler que le hace totalmente justicia a esta antología. No solo la portada, sino que toda la cubierta me parece totalmente a la altura de esta genial antología. Enhorabuena.

Gracias Tyrannosaurus Books por apostar por Javi y esta antología porque os aseguro que hubiera sido un error no hacerlo, por eso os doy mi enhorabuena.

A Javi Martos solo puedo decirle que por favor siga escribiendo, aunque sé que tiene que trabajar, corregir, dormir, respirar, comer, etc. pero no dejes de escribir.

lunes, 22 de diciembre de 2014

¿Cómo crear? por Montiel de Arnáiz





CÓMO CREAR

Montiel de Arnáiz





           

            Veinte años atrás el escritor Juancho Armas Marcelo vino a Cádiz a presentar una de sus obras y le pidió a mi padre, que también es escritor, que fuera a buscarlo en coche al aeropuerto de Jerez de la Frontera. Ya en aquel entonces era aquello un gran aparcamiento frente a una liviana pista de aterrizaje, quinientos metros después del más famoso prostíbulo de la provincia: el “Don Tico”. Como había cuarenta y cinco minutos de viaje el jefe me dijo que lo acompañara y allá fui. Juancho es un escritor canario de gran trayectoria y mayor reconocimiento pero, sobre todo, es un madridista de los que piensan que todo se hace mal, hasta cuando se gana. “Pesimista”, creo que es el término científico. Por lo demás, era y es un tipo chuflón, simpático y gracioso. El viaje de vuelta, por tanto, se nos hizo breve. Llegamos, según recuerdo, al antiguo hotel Atlántico de Cádiz y allí, en su habitación, mientras vaciaba la maleta, mi padre le dijo que yo también escribía: había ganado un premio y me habían publicado en alguna revista. Juancho me miró, socarrón, y me espetó con voz del trópico que yo era muy joven.



            “¡Carajo! ¡Te queda mucho aún por vivir!”, me dijo entre carcajadas.

            “Para escribir hay que vivir, y lo que es más importante, ¡hay que follar!”.



La cara de mi padre palideció y yo mismo aguanté el tipo desde mi minoría de edad, casi sin hablar. Juancho terminó de desdoblar la camisa blanca de lino -no le recuerdo en esa época con guayabera- y zanjó la cuestión diciéndome: “primero folla y luego escribe”, en un enrevesado remedo del “primum vivere, deinde philosophari”.



Quede claro, ante todo, que vamos a interpretar la orden como si fuera un silogismo: si para escribir hay que vivir y para vivir hay que follar, para escribir necesariamente hay que follar. O sea, que cada uno saque sus conclusiones. Lo cierto es que Armas Marcelo tenía razón, antes de escribir debía vivir mucho, con intensidad, equivocarme y acertar, tener suerte de la buena o de la puerca, luchar en vano, rendirme en balde y, sobre todo, para crear, tenía que leer que también es vivir (y follar).



Y llegamos pues, al punto clave de este texto: el resumen de su estructura:



             “Leer, escribir, corregir”



No hay un solo autor que me guste que no sea un bibliófilo (lo adecuado sería añadir “empedernido” pero un corrector puntero como Bea Magaña me lo borraría, por redundante). En una ocasión hablé con un escritor, de cierta fama por estos bajos andurriales, que me confesó que había estado más de diez años sin disfrutar de un solo libro. De joven había leído mucho pero llegó un momento en que se hartó y lo dejó.



            “Lo he dejado”, diría, como quien fuma grifa del moro.



¿Cómo se puede dejar de leer? Ese día empecé a despreciar a ese escritor, sin quererlo ni desearlo, pues me había ofendido profundamente: era un escritor que se renegaba de la lectura. Algo parecido a un autolítico.



Antes de empezar a escribir, leí todo lo que pasó por mis manos, que era mucho, pues la biblioteca de casa de mis padres era ya entonces de esas en las que las arañas tienen enlace sindical. Allí descubrí los Episodios Nacionales, la España Invertebrada de Baroja, las Aventuras de Enid Blyton, El Padrino de Mario Puzo, la Historia Interminable con su edición en dos colores, a Dumas, Salgari, Conan Doyle, García Márquez y Vargas Llosa, e incluso a Carlos Fuentes. Luego llegarían los Pérez-Reverte, Matheson, Borges, McCarthy, King o Auster. Para que nos entendamos: he leído de todo, sin complejos, aderezándolo con cómics (y novelas gráficas, como le gusta decir a Rafael Marín).



Dicho lo cual, antes de plantear métodos de planificación de la novela, desarrollo psicológico de los personajes, líneas confluyentes, tramas interrelacionadas, cliffhangers, documentaciones exhaustivas, horarios insomnes, multidiccionarios, cafés cargaditos, hipermetropía avanzada, flashbacks varios y final sorpresivo y/o Deus ex machina... Hay que leer mucho-muchísimo, que diría Quiñones.



Leer hasta quedarse ciego y convertirse en argentino, si puede ser.



Y tras eso, nos lanzaremos a escribir. Decía Francisco Umbral que, como todo buen profesional, cuando alguien quería dedicarse al noble y bello oficio de escribir lo primero que debía hacer era dominar sus herramientas de trabajo. O sea: hacerse con el Diccionario de la Lengua Española y leérselo desde la “a: 1. f. Primera letra del abecedario español y del orden latino internacional, que representa un fonema vocálico abierto y central” hasta “zurullo” (o la palabra final que sea de la citada obra, recientemente incluida en el top-ten de los libros más vendidos en 2014, para mayor gloria del mercado editorial).



         Lo confieso: yo no pude.



Quizás sea relevante el hecho de que uno no pueda morir y vivir a un tiempo o, al menos, no de forma correlativa. Yo lo pienso, tú lo piensas y Montero Glez lo piensa: leerse el diccionario sin una motivación oportuna (encontrar algo concreto) es un coñazo. Pero Umbral lo recomendaba y algo de razón sí que llevaba. Para escribir es necesario un cierto dominio -junto con vivir y eso que los escritores de antaño llamaban “follar”- de los esquemas gramaticales, las puntuaciones, los recursos estilísticos, la ortografía y la sintaxis. Y todo eso se adquiere... leyendo, absorbiendo, haciendo propio lo ajeno de un modo legal y no violento. Y practicando, ensayando. Escribiendo.



Como puede verse no estoy planteando el manual al uso sobre cómo crear una novela o un relato, o cuál es mi proceso creativo sino que estoy centrándome en una serie de herramientas y aptitudes que deben tenerse, obtenerse y desarrollarse. Pero claro, imagino que el lector, harto de leer, quiere sentarse a escribir como un poseso de una vez, entrar en trance, anotar en Facebook que ha escrito treinta mil palabras en un día y sentirse satisfecho de sí mismo y su organismo, decirse soy “Pepito Pérez, escritor” (mi vieja teoría: escritor es todo aquel que se llama escritor en Twitter), siendo inconsciente del grave riesgo que corre.

           

Es fundamental escribir mucho, practicar, ensayar, jugar con uno mismo y sus capacidades, pero más importante aún es saber corregir. Hay que ponerle las cosas fáciles a los correctores y, sobre todo, al editor que vaya a apostar por el texto. Ha de corregirse una y otra vez para dejarlo lo más depurado posible. Yo suelo macerar la idea en la cabeza varios días para después ponerme en modo “Pietro Maximoff”; tengo ese superpoder: escribo tela de rápido. Pero luego hay que revisar  lo escrito con exhaustividad, leer despacio, incluso en voz alta, el texto. Declamándolo si es necesario. La errata, esa errata maldita que crees haber erradicado de su texto, sigue ahí: se esconde de tí. En la primera página de la novela, incluso, como me confesó bastante enfadado un buen novelista que reside en Alemania.



Como bien dijo mi amigo J.G. Mesa en esta misma ventana, cada vez menos secreta (en entradas antiguas lo encontraréis), si se ha pegado el atracón de escribir y trasnochar, el trabajo por la mañana, al despertar, será doble. Es entonces cuando descubrimos que el frenesí nocturno, lo de esa noche loca, fue un push-up, pestañas postizas y el calor desorientador de la oscuridad.



            Blanca Suárez was not there.



No quiero pontificar sobre cómo hay que escribir, sobre si hay que plantear las tramas en libretas, hacer fichas de personajes, o si como dice Javier Marías ha de crearse una novela ambigua para que sea buena (lo dirá por Chirbes). Saco del bolsillo interior de la chaqueta un ramillete de frases hechas y lugares comunes que me ahorran esfuerzo: 1) Para gustos, colores. 2) Cada maestrillo tiene su librillo. Cada escritor -consagrado o novel- sabrá qué tipo de obra quiere crear: una novela larga o corta, un cuento, un microrrelato, un tuit. Eso debe decidirlo el que escribe y escoger su propio método creador. Lo único que le aconsejaría, simplemente, sería leer mucho, porque de esa multi-lectura aparecerá en el acervo privado una útil variedad de suertes a su alcance; escribir mucho, porque como todo músculo, la prosa se engrasa ejercitándolo, pero, ojo, disfrutando, todo lo que se pueda (no se debe escribir como obligación: cuando un párrafo no te convenza, bórralo entero y escríbelo de nuevo) y por último corregir, y hacerlo sin piedad, porque ha de tenerse la suficiente capacidad autocrítica para ver lo que sobra y lo que desmerece un buen texto.


domingo, 21 de diciembre de 2014

Opinión Literaria: "Relicario para Insomnes" de José Luis Cantos por Víctor Cifu


“Jose Luís Cantós consigue introducirnos en la mente de cada uno de sus personajes para sentir todos sus temores gracias a su detallada prosa. Una antología que no dejará a ningún lector indiferente.”


En el relicario, las sombras, la tinta, la luna.
En el relicario, los demonios, la locura.
Dentro, la duda, la puerta, el cerrojo.
Dentro nadie escucha, arden los despojos.

En el relicario, el secreto, la mentira, el ojo
El relicario se mueve, palpita, se tiñe de rojo.
Fuera, el aire, el sol, fuera la luz.
Dentro del relicario, nosotros.
Dentro del relicarios estás tú.


Esta es la primera vez que leo un trabajo de Jose Luís Cantós y antes de terminar la reseña ya os puedo asegurar que no será la última.

En "Relicario para Insomnes" encontraremos 19 historias que no nos dejaran indiferentes. Pena, terror, asco, horror, repugnancia, etc. son algunas de las sensaciones que he tenido a la hora de leer esta obra.

Cantos con su prosa pausada y detallada consigue engancharnos en cada una de sus historias como deseando saber el desenlace final. Cuando hablo de prosa pausada no me refiero a lentitud y aburrimiento, todo lo contrario. Esta manera de escribir consigue que el autor no pierda interés en ningún momento del relato. Inquietud constante para terminar con un gran final con un nivel altísimo en todos los relatos.

"Relicario para Insomnes" no es una montaña rusa de altibajos, estamos de acuerdo que en todas las antologías encontraremos relatos que nos gusten más y otros que nos gusten menos pero en esta obra no sobra ninguno. Incluso si la antología estuviera compuesta por 30 relatos de este mismo nivel no me hubiera importado en absoluto leer 100 páginas más.

Mientras disfrutaba esta antología poco a poco me di cuenta que el autor utilizaba mucho la figura de la mujer, y es algo de agradecer ya que en pocas antologías o novelas de terror las protagonistas principales ya sea para bien o para mal son mujeres y esto creo que es una faceta a tener muy en cuenta.

Como ya he dicho antes 19 son los relatos que componen esta antología. Encontraremos monstruos, fantasmas, incluso zombis. Pero lo que más abunda en esta antología es posiblemente el mayor monstruo que tenemos en la tierra, el ser humano y su mente.

No necesito dar la opinión de los 19 relatos para convenceros de comprar y leer esta novela, así que opinaré sobre los que más huella me han dejado, que son aquellos que me vienen a la mente mientras escribo esta opinión.

Y sin duda mi favorito es “Ella”. En este relato no hay monstruos, ni fantasmas, ni nada que se le parezca. Es un relato totalmente dramático con el que me he sentido totalmente identificado en muchos aspectos. Quizás esta es la razón por la que sea el relato que mas se ha quedado grabado en mi mente.

“Espina de Cristo” te golpea directamente en el corazón. Perfecta historia, perfecto desarrollo y con un final que te deja con un nudo en la garganta. Bravo.

No podían faltar mis amigos los zombis en “Hannah” y “La solitud de Adan”. Dos relatos totalmente diferentes que a todos los amantes del género Z, en el que me incluyo, disfrutaremos de principio a fin.

“Insomnio” es el perfecto ejemplo de lo que antes he comentado. Relato profundo que nos produce una incomodidad constante hasta que finalmente leemos su bestial desenlace.

“Eve” tiene de base el abuso, una de las cosas más repugnantes de este planeta, y Jose Luis consigue trasladarnos esa repugnancia con esta historia.

El último relato de la antología “El Rey de los Insomnes” tiene una esencia autobiográfica en la que podemos sentir la frustración que puede tener un escritor.
Estas son algunas pinceladas de lo que encontraremos en este Relicario. En una antología de 19 relatos es normal que las bases de varios de ellos sea parecidas o iguales, pero ahí aparece Cantos para contarnos historias totalmente diferentes pero con un mismo hilo, otra de las características de alabar  ya que consigue que no se nos haga repetitiva ni monótona.

Siempre me gusta hablar de las portadas de las obras, porque creo que es el envoltorio que entra por los ojos y creo que los ilustradores y portadistas también merecen tener nuestra opinión. Martín de Diego Sábada ha creado una buena portada que refleja lo que encontraremos en el interior. Lo único que no me gusta, que nose si es culpa de la impresión o falta de brillo, es que la portada queda algo oscura en su formato de papel y no conseguimos disfrutar de los detalles. Martín ya me dirás como has conseguido a Robert Downey, Jr.


Antología totalmente recomendada os aseguro que no dejará a nadie indiferente. Por mi parte he quedado más que encantado, ahora solo estoy esperando a que por fin vea la luz “Telaraña” la próxima novela de Jose Luís ambientada en esa isla que muchos tenemos el placer de conocer SIMETRÍA.