lunes, 14 de noviembre de 2016

Opinión cinematográfica: "Un monstruo viene a verme" - Crítica de Rubén Giráldez


Con tan solo tres películas en su haber, Juan Antonio Bayona ha logrado posicionarse como uno de los directores de referencia de nuestro cine. Ya en su notable opera prima El Orfanato, todos los focos apuntaron a este joven barcelonés, que en el 2012 terminó por convencer a todos con Lo Imposible. Y lo cierto es que todo apuntaba a que este nuevo trabajo antes de terminar de desembarcar en suelo americano sería la perfecta combinación de todo lo que hizo grande sus dos anteriores trabajos. Por desgracia, al menos en mi caso, la cosa se queda bastante a deber.
Cabe destacar que desde su primera película, el marketing estuvo muy a favor de Bayona gracias a la implicación de importantes cadenas nacionales o grandes padrinos como lo fue Guillermo del Toro (El Espinazo del Diablo, Hellboy). Pero en esta ocasión Mediaset vuelve en su empeño de publicidad machacona. Tal como ocurrió hace un tiempo con Regresión. Pero en este caso, todo iba a más al estar ante un drama. A tanto llegó esto que desde su estreno, muchos acuden al cine a ver Un Monstruo Viene A Verme como si se tratase de una prueba para demostrar que tienen sentimientos. Buscan el derramar la mayor cantidad de lágrimas posibles (incluso a la salida de la sesión se enzarzan en discusiones de quién ha llorado más). Si perteneces a las grandes ciudades de nuestro país hasta esto te puede hacer ganar tu segundo de oro al dejar constancia ante las cámaras de esto y contribuir en el circo mediático en el que se ha transformado esta película. A tal punto que parece que uno no pueda decir nada negativo de esta película sin que alguien pueda llegar a tildarle de insensible e inculto (y seguramente esas palabras vengan de alguien que se enteró de la existencia de esta película en los anuncios del Sálvame....). 

Juan Antonio decide adaptar la novela de Patrick Ness (basada en una historia original que, tristemente, no pudo terminar de escribir la difunta Siobhan Dowd) para dar por finalizado su particular trilogía fílmica sobre las relaciones Madre-Hijo. Y, aunque el director diga que esta película es su trabajo más personal y el propio Ness haya escrito el guión. Estamos ante una producción tan descaradamente comercial que ofende que se venda como una obra tan bella y profunda. Todo está maquiavélicamente pensado para tratar de arrancar unas cuantas lágrimas al espectador. Se nota forzado desde el principio. Esquematizado, como piezas de un nada sesudo rompecabezas. 
En mi caso, no tuve tiempo de poder leer la novela antes de ver la película. Aunque sí que no tuve reparos en querer informarme posteriormente de varios detalles fundamentales de la obra original para darme cuenta de que Patrick "arregló" la historia sin ningún pudor.
Hablando un poco de la premisa. Tenemos a un joven ("demasiado grande para ser un niño, pero muy joven para ser un adulto") que pasa por un terrible momento del que parece que solo le sacará un monstruo salido de la tierra y de las regiones más indómitas de su imaginación. Pero aunque el monstruo no se muestre tan terrible como uno se esperaría, no cejará en su empeño de sacarle a Conor O´Malley la verdad que tanto le está atormentando...
Desde un principio ya se nos trata de dejarnos claro lo p*** que es la vida de Conor. Añadiéndole una trama de acoso escolar bastante chapucera (supongo que en la novela se trabaja mejor) y que se resuelve de misma forma. Dejándonos con la sensación de que se ha quedado en el guión para que el personaje de Conor sufra algo más.
Si en Lo Imposible, Bayona mostró al mundo a un joven talento como lo es Tom Holland (nuestro nuevo Spiderman en la gran pantalla que tantos aplausos arrancó en su debut durante Capitán América: Civil War). Está claro que esta vez ocurrirá lo mismo con Lewis MacDougall, a quien pudimos ver en la esperpéntica PAN. Bayona logra que el joven actor fuerce momentos de gran dolor emocional. Tal es el empeño en que recaiga toda la atención sobre Lewis que del resto del reparto se puede decir que cumplen y poco más.

Felicity Jones (a quien este año veremos también en Inferno y el spin-off de Star Wars: Rogue One) apenas puede justificar que esta película pertenezca a esta trilogía de Madres-Hijos. El espectador logra reforzar el vínculo y las sensaciones que debería transmitir su personaje al ser escenas (por desgracia) tan reconocibles y cercanas.
La gran Sigourney Weaver (Aliens, Luces Rojas) tiene que esperar hasta la recta final para brillar. Y Toby Kebbell (lo acabamos de ver en Warcraft: El Origen y la nueva versión de Ben-Hur) se siente muy fuera de lugar. 
Claramente, la película tiene que solventar esta carencia con algo. Y no es difícil hallar el qué: TODO lo concerniente a los apartados técnicos y visuales.
Desde la estupenda fotografía de Oscar Faura (Biutiful, Mindscape), hasta el diseño y las apariciones del monstruo. Pasando por las exquisitas formas de mostrar las dos primeras historias y una BSO (obra de Fernando Velázquez, habitual colaborador de Bayona). La puesta en escena de Un Monstruo Viene A Verme no decepciona y resulta hermosa.
Hablando del monstruo. Está claro que uno de los grandes atractivos de la cinta es poder disfrutar de la cavernosa voz de Liam Neeson (Venganza, Infierno Blanco). Ya es una lástima tener que privarnos de eso con la versión doblada al castellano. Pero aún por encima no tenemos al habitual doblador de Liam, sino al que corresponde a Anthony Hopkins. Por lo que, al menos en mi caso, me resultó bastante complicado tratar de sacarme de la cabeza al doctor Lecter o a Odín cada vez que el monstruo abría la boca. 

Para cumplir las necesidades comerciales del film, se ha decidido dejar todo bien masticadito al espectador. Llegando a colarnos un alargado e innecesario epílogo que me ha parecido todo un insulto. No he podido evitar pensar en la reciente Babadook que, salvando las distancias, no es tan diferente como podríamos esperar de esta película. En su opera prima, Jennifer Kent deja bastantes elementos para que el espectador pueda entender la obra sin necesidad de tener que pararse más de lo debido y lastrar el ritmo y la narración. 
Está claro que Un Monstruo Viene A Verme es una estudiada propuesta que busca el llanto del espectador. Pero, por suerte, goza de una puesta en escena brillantemente hermosa que logra justificar su visionado.
Una verdadera lástima que esta película no me llegase a remover sentimientos tanto como habría querido (o me habían prometido). Ahora veremos cómo afrontará Juan Antonio el reto de dirigir la secuela de la taquillera Jurassic World y si en un futuro no muy lejano puede permitirse parir otra historia como El Orfanato. Para mí, la mejor obra de este director.

Lo Mejor: Su puesta en escena. Lewis MacDougall
Lo Peor: El afán por hacerla tan comercial la muestra artificiosa en exceso.