El cine actual busca exprimir sus propuestas hasta la última gota. Si un título ha tenido cierto éxito, el estudio no se lo pensará mucho para producir una secuela (o secuelas), precuela o un spin-off de algún personaje. Y por supuesto el cine de animación tampoco se libra.
Este verano lo hemos podido comprobar con la (tardía) secuela de Buscando a Nemo (en la que el desmemoriado pez cirujano conocido como Dory era la protagonista) y la QUINTA entrega de Ice Age. Pero recordemos que el verano pasado fue el turno de Los Minions, mientras esperamos a ver qué nos ofrecerán en Gru 3.... E incluso ya se está pensando en realizar la secuela de la estupenda Zootropolis.
Este interés en explotar estos títulos puede llegar a repercutir en su calidad (si no, esto se dará, inevitablemente, en sus próximas entregas). Son pocos los estudios que se nota que prefieren centrarse al 100% en la película que están realizando antes siquiera de pensar en forzar la continuación de su historia. Seguramente estéis pensando en los estudios Ghibli... ¿Acaso decidieron realizar una segunda parte de El Viaje de Chihiro a pesar del éxito conseguido? ¿Alguien quiere un spin-off del Gatobús de Mi Vecino Totoro?...
Está claro que el estudio nipón es el mayor referente en cuanto a títulos de animación cuidados al detalle y que no fuerzan para rascar más los bolsillos de sus espectadores. Pero desde hace unos años, los chicos de Laika están tratando de destacar también en el mundillo del cine de animación. Y, además, usando el Stop-Motion como recurso para contar sus historias.
Por si alguno desconoce en qué consiste esta técnica: Se trata de realizar una serie de fotografías a un objeto estático uniéndolas para dar la sensación de movimiento. Desde los orígenes del cine, este método ha estado muy presente. Aunque está claro que logró extenderse y popularizarse del todo gracias a ser la técnica utilizada para recrear la adaptación del poema de Tim Burton (Ed Wood, Sleepy Hollow) Pesadilla Antes de Navidad.
Es un proceso bastante laborioso y arduo. Que necesita de mucho tiempo para llegar a reproducir algo tan nimio como un saludo. Pero desde luego, todas estas producciones logran calar bastante en el espectador.
Laika decidió experimentarse en esto. Y en sus comienzos está el estupendo trabajo realizado en La Novia Cadáver. Que muchos desconocen ya que trabajaron a la sombra de Tim Burton Productions. Su verdadero debut fue con Los Mundos de Coraline, que adaptaba una novela del gran autor Neil Gaiman y que ya demostraba los sellos de identidad del estudio trasladando este cuento de hadas oscuro que fascinó a muchos (y lo sigue haciendo).
Su segundo paso fue con ParaNorman (aka El Alucinante Mundo de Norman). Un homenaje al cine de serie B y Z que se presentaba como otra historia sobrenatural. Aunque esta más "amigable" y divertida que Coraline a pesar de tanta maldición, brujas, fantasmas y zombis puritanos que se paseasen por la pantalla.
Los Boxtrolls resultó ser, a mi gusto, un pequeño tropezón para el estudio. Siendo otra adaptación literaria (esta vez más infantil que la de la historia de Gaiman) que parecía querer ser más comercial. Pero que mantenía un tono y una estética bastante grotesca como para querer ser ofrecida a un público mayoritariamente infantil. Por no hablar de que al final, a nivel argumental y narrativo dejaba mucho que desear... Aún con todo, Laika logró ser nominada al Oscar de Mejor Película Animada de ese año.
Con sus más y sus menos, lo cierto es que en sus tres películas. Laika ha demostrado el cariño y buena mano utilizados en las recreaciones de los mundos y personajes de cada una de sus historias. Todo ello jugando con "modestos" presupuestos que no suelen pasar de los 60 millones de dólares (como es el caso de Kubo).
A pesar de su (relativa) juventud. El estudio Laika ya debería considerarse todo un referente en cuanto a cine de animación actual se refiere. Y si no, para eso tenemos su nueva película: Kubo y Las Dos Cuerdas Mágicas.
Para ello, nos invitan a adentrarnos en un mundo de corte oriental para asistir a la aventura de un joven tuerto en la búsqueda por conocer sus orígenes y librar a la tierra de un mal que resulta ser bastante familiar.
Travis Knight, presidente del estudio, decide debutar como director con esta historia que él mismo ideó inspirado por su estancia en Japón. Y desde luego se nota el cariño de Travis por esas tierras y su rico y fascinante folklore (asombrado me quedé ante la representación del yokai Gashadokuro). Además de amoldarlo a su estilo y hacerlo más agradable al gusto del espectador occidental. Desde luego, uno de los puntos fuertes de esta película es su puesta en escena e idiosincrasia.
En esta ocasión, Laika se ha ayudado con el uso del CGI. Pero lo artesanal sigue primando. Y se nota (y agradece). Siendo el alarde visual, uno de los mayores atractivos de la película.
Pero dejemos los aspectos técnicos (en los que Laika sale victoriosa con suma facilidad) y vayamos al meollo del asunto. ¿Qué nos quiere contar Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas?
Pues precisamente, el núcleo y motor de esta historia son las historias. La película comienza relatándonos como la madre de Kubo logra escapar de una cercana amenaza. El propio Kubo es un cuentacuentos cuyas historias no tienen final. Y el viaje en el que se embarca es para poder descubrir su historia y darle un merecido desenlace.
Kubo es una fábula como las de antes. Que habla de nosotros como pocas producciones animadas logra hacer (y más hoy en día). No son pocos los momentos que desborda madurez por los cuatro costados. En ese punto, Laika sigue siendo irascible. Pero aún así continúa tratando de ser más "amigable" hacia el joven público.
Su estructura narrativa es bastante lineal. Esto se le puede achacar a querer ser lo más fieles posibles al estilo narrativo de fábula clásica. Pero es una pena, pues es en esos pequeños y preciados momentos intermedios en los que podemos sentir la fuerza y profundidad que quieren transmitir. Aunque también acaban regalándonos increíbles escenas de acción y emocionantes momentos aventureros. Y, aunque muchos puedan achacarle una recta final algo facilona y bastante decepcionante respecto a lo ya mostrado. Uno no puede dejar de aplaudir al estudio al mostrar ese mensaje tras esa batalla final.
Por supuesto, la comedia está bastante presente. Teniendo su mayor exponente en el personaje de Escarabajo (para algunos será una suerte de Dory). Aún con todo se agradecen mucho estos momentos (a pesar de que a muchos les pueden resultar excesivos). No sintiéndose tan incrustados como en tantas otras producciones.
Es complicado encontrar el equilibrio para lograr llegar a todos los públicos. Y Laika suele querer apelar al más maduro pero no queriendo olvidar a los más peques que puedan acabar asistiendo a sus películas. Es entonces cuando los primeros podemos sentir la película a medio gas. De todas formas, Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas goza de no pocos momentos puramente adultos. Sin ir más lejos, la primera aparición de las Dos Hermanas (INCREÍBLES personajes y no solo por su atractivo diseño) podría tildarse perfectamente de terrorífica o, cuanto menos, inquietante. La BSO es preciosa. Complementa muy bien y es una alegría al oído esos toques de shamisen. Amén a parte al tema While My Guitar Gently Weeps que versiona Regina Spektor, que se deja escuchar en los créditos finales para que el espectador acabe por decidirse a aplaudir ante el bellísimo espectáculo del que acaba de ser testigo.
El doblaje español ha sido bastante competente. Aunque creo que el segundo visionado en VO subtitulado será OBLIGADO. Teniendo en cuenta que la película cuenta con las voces de Matthew McConaughey (Interstellar, Mud), Charlize Theron (Mad Max: Furia en la Carretera, Monster), Rooney Mara (Pan, Carol) y, sobre todo, la de Ralph Fiennes (El Gran Hotel Budapest, El Dragón Rojo).
Son contadas las ocasiones en las que podemos encontrar películas animadas con mensajes tan profundos e importantes y contados con tal nivel de emoción y cariño, como lo presentado en Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas. Aún costando darle el sello de obra maestra, lo que es fácil es asegurar que se trata de una de las mejores cintas de animación. Y también se puede colocar como uno de los mejores títulos de 2016. Imprescindible.
Esperemos que la próxima propuesta de este estudio siga siendo igual de personal y especial como Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas. Y que algún día, Laika logre el reconocimiento que merece frente a los grandes estudios que monopolizan el sector.
Lo Mejor: La puesta en escena, su mitología propia y los bellos y los bellos y preciados mensajes de los que hace gala.
Lo Peor: Que por unos cuantos motivos no se le pueda tildar de obra maestra de la animación.
Este verano lo hemos podido comprobar con la (tardía) secuela de Buscando a Nemo (en la que el desmemoriado pez cirujano conocido como Dory era la protagonista) y la QUINTA entrega de Ice Age. Pero recordemos que el verano pasado fue el turno de Los Minions, mientras esperamos a ver qué nos ofrecerán en Gru 3.... E incluso ya se está pensando en realizar la secuela de la estupenda Zootropolis.
Este interés en explotar estos títulos puede llegar a repercutir en su calidad (si no, esto se dará, inevitablemente, en sus próximas entregas). Son pocos los estudios que se nota que prefieren centrarse al 100% en la película que están realizando antes siquiera de pensar en forzar la continuación de su historia. Seguramente estéis pensando en los estudios Ghibli... ¿Acaso decidieron realizar una segunda parte de El Viaje de Chihiro a pesar del éxito conseguido? ¿Alguien quiere un spin-off del Gatobús de Mi Vecino Totoro?...
Está claro que el estudio nipón es el mayor referente en cuanto a títulos de animación cuidados al detalle y que no fuerzan para rascar más los bolsillos de sus espectadores. Pero desde hace unos años, los chicos de Laika están tratando de destacar también en el mundillo del cine de animación. Y, además, usando el Stop-Motion como recurso para contar sus historias.
Por si alguno desconoce en qué consiste esta técnica: Se trata de realizar una serie de fotografías a un objeto estático uniéndolas para dar la sensación de movimiento. Desde los orígenes del cine, este método ha estado muy presente. Aunque está claro que logró extenderse y popularizarse del todo gracias a ser la técnica utilizada para recrear la adaptación del poema de Tim Burton (Ed Wood, Sleepy Hollow) Pesadilla Antes de Navidad.
Es un proceso bastante laborioso y arduo. Que necesita de mucho tiempo para llegar a reproducir algo tan nimio como un saludo. Pero desde luego, todas estas producciones logran calar bastante en el espectador.
Laika decidió experimentarse en esto. Y en sus comienzos está el estupendo trabajo realizado en La Novia Cadáver. Que muchos desconocen ya que trabajaron a la sombra de Tim Burton Productions. Su verdadero debut fue con Los Mundos de Coraline, que adaptaba una novela del gran autor Neil Gaiman y que ya demostraba los sellos de identidad del estudio trasladando este cuento de hadas oscuro que fascinó a muchos (y lo sigue haciendo).
Su segundo paso fue con ParaNorman (aka El Alucinante Mundo de Norman). Un homenaje al cine de serie B y Z que se presentaba como otra historia sobrenatural. Aunque esta más "amigable" y divertida que Coraline a pesar de tanta maldición, brujas, fantasmas y zombis puritanos que se paseasen por la pantalla.
Los Boxtrolls resultó ser, a mi gusto, un pequeño tropezón para el estudio. Siendo otra adaptación literaria (esta vez más infantil que la de la historia de Gaiman) que parecía querer ser más comercial. Pero que mantenía un tono y una estética bastante grotesca como para querer ser ofrecida a un público mayoritariamente infantil. Por no hablar de que al final, a nivel argumental y narrativo dejaba mucho que desear... Aún con todo, Laika logró ser nominada al Oscar de Mejor Película Animada de ese año.
Con sus más y sus menos, lo cierto es que en sus tres películas. Laika ha demostrado el cariño y buena mano utilizados en las recreaciones de los mundos y personajes de cada una de sus historias. Todo ello jugando con "modestos" presupuestos que no suelen pasar de los 60 millones de dólares (como es el caso de Kubo).
A pesar de su (relativa) juventud. El estudio Laika ya debería considerarse todo un referente en cuanto a cine de animación actual se refiere. Y si no, para eso tenemos su nueva película: Kubo y Las Dos Cuerdas Mágicas.
Para ello, nos invitan a adentrarnos en un mundo de corte oriental para asistir a la aventura de un joven tuerto en la búsqueda por conocer sus orígenes y librar a la tierra de un mal que resulta ser bastante familiar.
Travis Knight, presidente del estudio, decide debutar como director con esta historia que él mismo ideó inspirado por su estancia en Japón. Y desde luego se nota el cariño de Travis por esas tierras y su rico y fascinante folklore (asombrado me quedé ante la representación del yokai Gashadokuro). Además de amoldarlo a su estilo y hacerlo más agradable al gusto del espectador occidental. Desde luego, uno de los puntos fuertes de esta película es su puesta en escena e idiosincrasia.
En esta ocasión, Laika se ha ayudado con el uso del CGI. Pero lo artesanal sigue primando. Y se nota (y agradece). Siendo el alarde visual, uno de los mayores atractivos de la película.
Pero dejemos los aspectos técnicos (en los que Laika sale victoriosa con suma facilidad) y vayamos al meollo del asunto. ¿Qué nos quiere contar Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas?
Pues precisamente, el núcleo y motor de esta historia son las historias. La película comienza relatándonos como la madre de Kubo logra escapar de una cercana amenaza. El propio Kubo es un cuentacuentos cuyas historias no tienen final. Y el viaje en el que se embarca es para poder descubrir su historia y darle un merecido desenlace.
Kubo es una fábula como las de antes. Que habla de nosotros como pocas producciones animadas logra hacer (y más hoy en día). No son pocos los momentos que desborda madurez por los cuatro costados. En ese punto, Laika sigue siendo irascible. Pero aún así continúa tratando de ser más "amigable" hacia el joven público.
Su estructura narrativa es bastante lineal. Esto se le puede achacar a querer ser lo más fieles posibles al estilo narrativo de fábula clásica. Pero es una pena, pues es en esos pequeños y preciados momentos intermedios en los que podemos sentir la fuerza y profundidad que quieren transmitir. Aunque también acaban regalándonos increíbles escenas de acción y emocionantes momentos aventureros. Y, aunque muchos puedan achacarle una recta final algo facilona y bastante decepcionante respecto a lo ya mostrado. Uno no puede dejar de aplaudir al estudio al mostrar ese mensaje tras esa batalla final.
Por supuesto, la comedia está bastante presente. Teniendo su mayor exponente en el personaje de Escarabajo (para algunos será una suerte de Dory). Aún con todo se agradecen mucho estos momentos (a pesar de que a muchos les pueden resultar excesivos). No sintiéndose tan incrustados como en tantas otras producciones.
Es complicado encontrar el equilibrio para lograr llegar a todos los públicos. Y Laika suele querer apelar al más maduro pero no queriendo olvidar a los más peques que puedan acabar asistiendo a sus películas. Es entonces cuando los primeros podemos sentir la película a medio gas. De todas formas, Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas goza de no pocos momentos puramente adultos. Sin ir más lejos, la primera aparición de las Dos Hermanas (INCREÍBLES personajes y no solo por su atractivo diseño) podría tildarse perfectamente de terrorífica o, cuanto menos, inquietante. La BSO es preciosa. Complementa muy bien y es una alegría al oído esos toques de shamisen. Amén a parte al tema While My Guitar Gently Weeps que versiona Regina Spektor, que se deja escuchar en los créditos finales para que el espectador acabe por decidirse a aplaudir ante el bellísimo espectáculo del que acaba de ser testigo.
El doblaje español ha sido bastante competente. Aunque creo que el segundo visionado en VO subtitulado será OBLIGADO. Teniendo en cuenta que la película cuenta con las voces de Matthew McConaughey (Interstellar, Mud), Charlize Theron (Mad Max: Furia en la Carretera, Monster), Rooney Mara (Pan, Carol) y, sobre todo, la de Ralph Fiennes (El Gran Hotel Budapest, El Dragón Rojo).
Son contadas las ocasiones en las que podemos encontrar películas animadas con mensajes tan profundos e importantes y contados con tal nivel de emoción y cariño, como lo presentado en Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas. Aún costando darle el sello de obra maestra, lo que es fácil es asegurar que se trata de una de las mejores cintas de animación. Y también se puede colocar como uno de los mejores títulos de 2016. Imprescindible.
Esperemos que la próxima propuesta de este estudio siga siendo igual de personal y especial como Kubo y las Dos Cuerdas Mágicas. Y que algún día, Laika logre el reconocimiento que merece frente a los grandes estudios que monopolizan el sector.
Lo Mejor: La puesta en escena, su mitología propia y los bellos y los bellos y preciados mensajes de los que hace gala.
Lo Peor: Que por unos cuantos motivos no se le pueda tildar de obra maestra de la animación.
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