Guillem López nos vuelve a patear donde más duele con una excelente y potente novela no apta para cualquier lector (estómagos sensibles: absténgase, por favor)
Bienvenidos al pozo, una caverna insondable con mil galerías y túneles, fortalezas pétreas cerca de la superficie y barrios profundos de nichos cavados en la roca. Este es el escenario, brutal y despiadado, en el que habita Veintiuno, un joven que pasa las horas envuelto en una nube de bok en la casa del humo, desde donde interpreta sus posibles destinos: entregar su cuerpo al dios de la mecánica y ser útil en una excavación sin fin, convertirse en un paria o, finalmente, ascender a través de los bajos fondos, pero deberá pagar un alto precio por medrar.
Hay que decir desde ya que Guillem López se sitúa entre los autores más interesantes y con mayor talento del panorama fantástico nacional.
Tras Challenger (novela coral sobre el lanzamiento del mítico transbordador espacial que acabó en desastre) el castellonense Guillem López dejó el nivel muy alto. Para servidor esa fue precisamente una de las mejores novelas del pasado curso, así que la expectación ante su nuevo material era altísima.
Esta nueva novela (la cual cuenta con uno de los mejores títulos de este 2016) no presenta un argumento claro y definido. No existe una introducción que nos explique qué hacen exactamente los personajes que habitan en el interior de esas cavernas. Esto simplemente es un dato anecdótico ya que el escritor se las apaña de manera excepcional para mantenernos en vilo hasta su final, uno que ya os digo que no deja indiferente a nadie.
Es indudable que esta ‘La polilla en la casa del humo’ es una novela muy claustrofóbica donde se nos narra una especie de submundo excavado en las profundidades de la tierra en el que VIVIR es un privilegio difícil de conservar y SOÑAR con salir al exterior se convierte en un lujo que pocos o nadie se puede permitir.
Como lector no deja de sorprenderme el encontrarme un libro donde la humanidad está tan perdida que parece que estamos asistiendo a un freak show carnavalesco donde el mundo miserable que nos describe el amigo Guillem sea a la vez tan terrorífico como cercano.
Podemos ver en el personaje de 21 un reflejo de nuestra propia sociedad, donde la manipulación y la falta de remordimientos y de esa famosa “moral” de la que muchos alardean son el pilar principal de polémicos tejemanejes para así poder ascender en la escala social de esta epopeya mecánica, post-apocalíptica y desesperanzada (algo así como un trasunto de mi querida Mad Max).
Guillem López nos vuelve a patear donde más duele con una excelente y potente novela no apta para cualquier lector (estómagos sensibles: absténgase, por favor) la cual atesora momentos realmente alucinógenos gracias a una atípica narración evocadora tan poderosa como el olor a cloaca que sobrevuela por estas páginas.
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