Ya han pasado la friolera de 13 años, desde que Peter Jackson finalizó su legendaria trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos, con el estreno de El Retorno del Rey. Dejando un gran hueco dentro del cine del género de fantasía épica. A lo largo de los años, fueron unos cuantos los intentos de sacar adelante esta clase de historias sin mucho éxito. E incluso hace nada que Peter Jackson intentó repetir el éxito de El Señor de los Anillos, adaptando el relato de El Hobbit sin nada de acierto.
La verdad, es que este género ha logrado prosperar más en la pequeña pantalla gracias al exitazo del canal HBO: Juego de Tronos. Que suple al fanático de este tipo de historias de su buena dosis de tierras legendarias, guerreros de capa y espada, magia y criaturas fantásticas. En menor medida (y centrada más a un público joven) tenemos la reciente Las Crónicas de Shannara. Ambas series basadas en extensas sagas literarias.
Pero Warcraft, parece que viene con la intención de recuperar el espíritu de este género en pantalla grande. Y, además, con reivindicación doble, ya que se trata de una adaptación de un videojuego.
Si algo hay que temer del cine actual, además de los remakes/reboots y spin-offs, es a las adaptaciones... y más si son de videojuegos. Se pueden contar con los dedos (incluso de una mano) esta clase de películas que son, al menos, aceptables. Y esta y la próxima película de Assassin´s Creed se han realizado con la intención de cambiar esto.
De Assassin´s Creed aún no puedo hablar. Pero de Warcraft, sí. Y lo cierto es que, aunque supone un tímido pasito adelante para que las cosas cambien, no es la gran adaptación que tanto esperábamos.
Puede que seas alguien que, incluso, no conozca nada de Warcraft. Si es así, permítame descubrirte que se trata de una saga de videojuegos de la compañía Blizzard Entertainment, que ya cuenta con dos décadas de historia. Siendo sus primeras entregas, de rol estratégico que asentaba un mundo y personajes que invitó a conformar una solida comunidad de fans. Pero lo que de verdad hizo que Warcraft estuviese en boca de todo el mundo, que cruzase fronteras y que mucha gente se pasase la mayor parte del día en fantásticas aventuras virtuales, fue la expansión de este videojuego al terreno de los MMORPG (Multijugador Masivo en Línea) bajo el título de World of Warcraft.
Por supuesto, estamos ante una (muy) lucrativa franquicia que cuenta con una extensa variedad de merchandasing. Entre el que se cuentan novelas y cómics que amplían la interesante y aprovechable mitología presentada en los videojuegos.
La idea de trasladar Warcraft al cine no es nada nuevo. Cumpliéndose este año diez años de espera desde que se hizo su anuncio oficial. Muchos cambios (el más conocido fue el reemplazo de Sam Raimi por Duncan Jones como director), retrasos y decisiones se tomaron desde entonces. Pero por fin podemos asistir a este choque de mundos y ver si el traslado al cine le ha sentado bien y este puede ser el origen de una épica saga de fantasía épica.
Y el resultado es... muy irregular. El producto final resulta quedarse a medio camino entre contentar a los fans del videojuego y al espectador profano, sin acabar de llegar a ninguno de ellos.
Pero vayamos por partes... ¿Qué nos quiere contar Warcraft: El Origen?
"El mundo que habitan los temibles orcos agoniza. Su líder, el brujo Gul´dan encuentra el modo de sobrevivir, abriendo un portal que conecta con otro mundo. Decide enviar una avanzadilla para preparar el terreno para la llegada de la Horda y reclamar el dominio de ese nuevo mundo. Es así como se prende el fuego de una guerra que podría evitarse con una inesperada Alianza."
La película comienza fuerte. Siendo el prólogo, lo más emocionante y recordado de todo el conjunto de la película. Ya que va de más a menos desde sus primeros minutos.
Lo cierto, es que varios problemas y carencias de esta película me remiten a la reciente Batman V Superman: El Amanecer de la Justicia. Siendo las más sangrantes el caótico montaje (demasiadas transiciones de escenarios seguidos, escenas superpuestas y fuera de lugar...) y el olvidarse, precisamente, de que es una adaptación cinematográfica y no una alargada cinemática para su próxima entrega jugona. Las salas de cine no solo las llenan los fanáticos de los videojuegos, y el espectador medio no tiene porque chaparse toda su historia antes de sentarse en la butaca.
Se nos presentan a los dos facciones de la territorial disputa: los orcos y los humanos. Y como ya me temía, es la parte no humana la que no está para nada desarrollada.
El caso más reciente que recuerdo (y que más me cabreó) fue el de El Amanecer del Planeta de los Simios. En el que los humanos parecían ser del todo prescindibles. Pero en este caso, el tema es más criticable. Si hace nada que Capitán América: Civil War nos ofrecía un conflicto (más "modesto y simple") en el que se trabajaba mínimamente a cada facción, sus integrantes y motivaciones. En Warcraft todo se desdibuja. Sobre todo en la parte humana. Siendo los orcos, los verdaderos protagonistas. Y sobre todo, el personaje de Duratan (Tobey Kebbell), a quien el espectador se agarra como si de un ancla se tratase, para no perderse a lo largo del metraje.
Cuesta empatizar con la parte humana del reparto, argumental y actoralmente hablando, haciendo que los supuestos momentos épicos del film sean totalmente descafeinados.
Y en medio de ambos bandos, tenemos al mestizo personaje de Garona (Paula Patton), quien promete entregarnos los temas más interesantes de la película a costa de su dual lealtad. Pero, a pesar de presentarse, se olvidan de desarrollarlos a costa de meter con calzador un insípido romance con Lothar (Travis Fimmel) que nos remite al que tuvimos la desgracia de soportar en la trilogía de El Hobbit con Tauriel y Kili.
La película avanza a un ritmo rápido y a trompicones que puede hacer perder al espectador profano. Quien necesitaba más tiempo para tener constancia de varios personajes, lugares y elementos que aparecen a lo largo de la película de forma abrupta. Además de encarar la recta final de manera desastrosamente atropellada y dejando con la miel en los labios al espectador. Quien se queda con la sensación de que la película empieza cuando termina. Y llegando a hacerle pensar que ha perdido el tiempo y que esta historia podría haberse resumido más y mejor, pudiendo convertirse en un estupendo prólogo como el de la guerra contra Sauron al comienzo de La Comunidad del Anillo. Y esto, a pesar de tener "cierta" lógica al estar pensada para ser una saga, puede pasarle factura como en el caso de Eragon o tenerlo en una eterna espera para la continuación como con Avatar.
Al final. a Duncan Jones le ha venido muy grande el encarar esta súper producción. No se nota nada la mano del director de la magnífica Moon y la muy disfrutable Código Fuente en ningún momento de la película. Se ha dejado llevar tanto por las normas de los blockbusters y el querer contentar a los fans (y eso que, al parecer, él es uno de los más fervientes, aunque no se corta a la hora de tomarse ciertas licencias), que ha dejado bastante de lado la historia y el qué y cómo la quería contar.
De todos modos, la película entretiene y llega a cumplir como cinta de evasión. Se han esmerado a la hora de llevar a la gran pantalla todo ese mágico mundo y sus criaturas (con mayor acierto por la parte orca y peor en criaturas como los hipogrifos). Y la BSO de Ramin Djawadi (Pacific Rim) ayuda a contagiar mucha de la épica que le falta al film.
Esperemos que encaren mejor las futuras entregas (lo bueno viene a partir de ahora) y que lleguen al término medio para que tanto los que vienen del videojuego como los que acaban de descubrir Azeroth, la Horda y la Alianza, puedan disfrutar al 100% en las salas de cine.
Lo Mejor: Los Orcos y el prólogo que protagonizan.
Lo Peor: Guión flojo. Montaje abrupto y confuso y se puede hacer bastante intragable al profano.
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