Dirección: Kim Jee-woon.
Guión:
Kim Jee-woon y Kim Min-suk.
Música: Dalparan
y Jang Yeong-gyu.
Fotografía: Lee
Mo-gae.
Producción: Barunson Co.
Ltd. y Grimm Pictures.
Distribuida por: IFC Films.
Fecha de estreno:
17 de julio de 2008.
País: Corea del
sur.
Presupuesto: 10 millones.
Recaudación en taquilla: 44
millones.
Reparto: Kang-ho Song
(Yoon Tae-goo / El raro), Byung-hun Lee (Park Chang-yi / El malo), Woo-sung
Jung (Park Do-won / El bueno), Yoon Je-moon (Byeong-choon), Ryu Seung-soo
(Man-gil), Song Yeong-chang (Kim Pan-joo), Son Byeong-ho (Seo Jae-sik) y Oh
Dal-su (Park Seo-bang).
Sinopsis:
Tres forajidos coreanos recorrerán la Manchuria ocupada por el ejército japonés durante La Segunda Guerra Mundial en busca de un mapa que se dice indica la situación de un auténtico tesoro; Do-wan —el bueno—, un caza recompensas tan sobrio como su código de honor, Chang-yi —el malo—, un asesino despiadado, y Tae-goo —el raro—, un ladrón de medio pelo. Los tres anhelan el tesoro por distintos motivos, los tres tienen deudas que saldar entre sí. No serán los únicos que persigan el mapa. El ejército japonés y una banda de ladrones local también le siguen la pista. Todos ellos cruzaran sus caminos jugando al gato y el ratón y dejando una buena pila de cadáveres a su paso.
Tres forajidos coreanos recorrerán la Manchuria ocupada por el ejército japonés durante La Segunda Guerra Mundial en busca de un mapa que se dice indica la situación de un auténtico tesoro; Do-wan —el bueno—, un caza recompensas tan sobrio como su código de honor, Chang-yi —el malo—, un asesino despiadado, y Tae-goo —el raro—, un ladrón de medio pelo. Los tres anhelan el tesoro por distintos motivos, los tres tienen deudas que saldar entre sí. No serán los únicos que persigan el mapa. El ejército japonés y una banda de ladrones local también le siguen la pista. Todos ellos cruzaran sus caminos jugando al gato y el ratón y dejando una buena pila de cadáveres a su paso.
¿Qué hay mejor que un
western que en su secuencia inicial incluye un espectacular asalto a un tren,
un misterioso mapa del tesoro, un argumento lleno de acción y comedia, y
personajes memorables? Pues añádele a todo eso el toque del cineasta surcoreano
Kim Jee-woon y tendrás uno de los westerns más originales y entretenidos de los
últimos desde… ¿qué sé yo? ¿Cuánto hace de la muerte de Sergio Leone? ¿Veinte o
treinta años? Pues eso. El bueno, el malo y el raro es jodidamente
divertida. Al mismo tiempo que reconoce los elementos clásicos del género, no
tiene problema en limpiarse el culo con ellos. El espíritu del maestro italiano
del spaghetti western no solo se encuentra en el homenaje del título, sino que
sus personajes y lenguaje cinematográfico le deben mucho a Leone. Kim —más
conocido en estos lares por la magistral y terrorífica I Saw The Devil
(2010)—, logra crear además una obra única. Este noodle western es un
film largo, por encima de las dos horas, pero su ritmo desenfrenado hace que
apenas se note.
Rodada en el desierto
de Gobi con espectaculares gran angulares y una cámara siempre en movimiento
siguiendo la acción —otro guiño al maestro Leone—, El bueno, el malo y el
raro combina escenas de acción coreografiadas con la garantía propia del
cine asiático y filmadas con una belleza fotográfica poco común en este tipo de
films, utilizando una paleta de colores brillantes que componen un festín para
los sentidos. El trabajo técnico detrás de cada escena es fluido y realmente
fresco, y el acompañamiento de la música, con melodías propias del western
mezcladas con ritmos latinos, no hace sino acentuar la efectividad del conjunto.
Como se ha visto en casi toda su filmografía, a excepción tal vez de su primera
producción hollywoodiense The Last Stand (2013), Kim tiene un sentido de
la puesta en escena refinado y a la vez exuberante, heredada de sus años como
director teatral, cosa que queda patente desde el asalto al tren con el que se
inicia el film. Pocas veces el arranque de una película tiene el efecto de
dejarte con las manos aferradas al sillón ya de entrada, así sin avisar y sin
anestesia, y a pesar de que lo más normal sería que el resto del metraje no
lograra replicar esa fuerza inicial, lo cierto es que no solo consigue mantener
la tensión y la espectacularidad en alto, sino que incluso la eleva.
Ese descontrol
narrativo es el punto más problemático del film, ya que lo lleva al extremo
hasta las últimas consecuencias, sin molestarse en justificar o desarrollar más
de la cuenta el argumento. Por el contrario, la acción es seguramente el punto
fuerte, en un ejemplo de que la forma puede ser tanto o más importante que el
fondo en un film. Si en la mayoría de películas de este tipo experimentamos la
acción desde el punto de vista del personaje que realiza las acciones, Kim nos aleja
y nos obliga a centrar nuestra atención en el receptor de la acción, apoyándose
en la sensación de anticipación por lo que está a punto de suceder y no en la
sorpresa de ver algo explotar de repente.
Los personajes
principales siguen el patrón del spaghetti western, con personalidades un tanto
descarnadas y carentes de profundidad dramática. No hay una moraleja elaborada detrás
de los sucesos que se muestran ni nada parecido, más bien es un cartoon
extravagante donde los personajes sirven al propósito general de entretener a
toda costa. Y esto, aunque los más puristas puedan arquear sus cejas juiciosas,
es realmente de agradecer. Los tres actores que encarnan al trio protagonista
clavan sus papeles a la perfección —ojo a la estética de los tres, que va del
look cowboy clásico de Do-won (el bueno) al rollo más emo de Chang-yi (el
malo)—, y donde no llega el guion lo suplen con un carisma que desborda la
pantalla.
Jun
Woo-Sung es tal vez de los tres quien permanece más tiempo en un
segundo plano, interpretando a un personaje lacónico, sin pasado ni otra
función que la de representar el honor y poco más.Lee Byung-hun clava
el rol de malo estereotipado, el muy
cabrón es una fuerza sanguinaria imparable durante toda la película,
asesinando
a sangre fría a rivales y compañeros indistintamente. La proliferación
de
primeros planos de él dice mucho del trabajo realizado por el actor para
transmitir las motivaciones del personaje sin apenas palabras. Pero el
gran protagonista de la función es sin lugar a dudas Song Kang-ho - a
quien algunos recordaran por su papel en Memories of Muerder (Bong
Joon-ho, 2003) y The Host (Bon Joon-ho 2006) - Los momentos cómicos más
brillantes y divertidos corren a su cargo.Tomando un personaje que
podría haber resultado un tanto cargante para el espectador, consigue
crear tal vez al más humano de los tres, alguien con quien podemos
empatizar sin dificultad.
En definitiva, El
bueno, el malo y el raro es un film excelente. El aspecto técnico es sobresaliente
y la mezcla de western, comedia y acción es jodidamente deliciosa. Las
secuencias de acción son espectaculares y resulta fácil obviar las lagunas en
la narración gracias al puro disfrute que se siente durante su visionado.
Cualquier persona que se considere un apasionado del cine tiene que ver esta
película, así de simple. Se trata de entretenimiento puro y duro.
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