“Una historia enérgica y desquiciada que hará volar tu cabeza”
Mi nombre es David
Wong. Mi mejor amigo es John. Son nombres falsos. Puede que no desees saber
nada sobre las cosas que leerás en estas páginas: lo de la salsa, lo de Korrok,
lo de la invasión y el futuro. Pero es demasiado tarde. Has tocado el libro. Ya
formas parte del juego. Estás bajo el ojo.
La droga se llama “salsa de soja”, y proporciona a sus consumidores una ventana a otra dimensión.
Ni John ni yo pudimos evitarlo.
Tú todavía puedes.
Siento haberte involucrado en esto, en serio. Pero cuando leas sobre estos terribles sucesos y la época sumamente oscura en la que el mundo está a punto de sumergirse por su causa, es crucial que recuerdes una cosa: YO NO TENGO LA CULPA DE NADA DE ESTO.
La droga se llama “salsa de soja”, y proporciona a sus consumidores una ventana a otra dimensión.
Ni John ni yo pudimos evitarlo.
Tú todavía puedes.
Siento haberte involucrado en esto, en serio. Pero cuando leas sobre estos terribles sucesos y la época sumamente oscura en la que el mundo está a punto de sumergirse por su causa, es crucial que recuerdes una cosa: YO NO TENGO LA CULPA DE NADA DE ESTO.
La editorial madrileña Valdemar
llega al sexto título dentro de su sello Insomnia, el cual nos está
sorprendiendo con cada nueva entrega.
Antes de adentrarme en el análisis de John muere al final, tengo que advertir que se trata de una novela
muy diferente a lo que el público se espera; en otras palabras: son casi 600
páginas de locura total sin complejos ni ataduras argumentales de ningún tipo,
detalle que he agradecido enormemente al cerrar el libro, ya que necesitaba
leer una historia tan alocada y desfasada como ésta, y como podéis comprobar, David Wong ha dado en la jodida diana.
John muere al final
es el resultado de un perturbador y malsano sueño del propio escritor allá por
el año 2000, el cual decidió que era buena idea irlo publicando en su blog
personal hasta verse convertido en un libro, el cual se ha transformado en un
auténtico título de culto entre los lectores más freakies del mundo, todos adoradores
de la cultura trash de los años 80 y
90’s.
Menciono este tipo de cultura, ya que la novela está
salpicada (nunca mejor dicho) de reminiscencias a esos años mágicos donde
convivían la serie B, los videojuegos y todo aquello “retro” que nos lo hacían
pasar de fábula en nuestros años mozos.
El estilo de Wong
se adapta a las mil maravillas a este tipo de historia rocambolesca, acertando
de lleno siempre en el lenguaje utilizado: directo y conciso (como si nos lo
estuviera relatando ese mejor amigo de la infancia cuya cabeza está inundada de
un coctel explosivo que nos hace vibrar de placer culpable); no podemos olvidar
la caracterización de sus personajes: igualmente de potentes que su trama.
En definitiva: aquí encontramos prácticamente de todo lo que
se os pueda pasar por la cabeza (todo tipo de grotescos bichejos y monstruos
imposibles, viajes a otras dimensiones, paranoicas aventuras…), resultando de
todo ello una lectura que te coge bien de tus partes y te lleva de un lugar a
otro, en un viaje complejo y que deparará al lector nuevos niveles de
experiencia de lectura.
Una advertencia importante para los que sufran de mareos:
tómense una Biodramina para disfrutar plenamente del viaje que nos ofrece el
amigo Wong.
No podemos pasar por alto la excelente edición por parte de Valdemar en un magnífico tomo en
cartoné con sobrecubierta, la cual se compone de una magnífica ilustración que
vaticina en parte lo que te espera al abrir el libro.
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