“Esta novela nos muestra una sensación de irrealidad que deja marca en el lector”
Dos vigilantes,
aislados en el aparcamiento de un edificio de lujo, esperan la llegada de su relevo
y de las provisiones que les mantienen con vida. Tienen prohibido comunicarse
con los residentes, y la situación se agrava cuando observan cómo todos excepto
uno abandonan el edificio en el mismo día. La suposición de que en el mundo
exterior haya ocurrido una catástrofe, la falta de provisiones y la posibilidad
de que todo sea una prueba para conseguir un ascenso les llevarán al límite de
su resistencia.
No puedo empezar la reseña de esta novela sin advertir que
se trata de una de las novelas más extrañas y desconcertantes que me he echado
a la cara desde hace bastante tiempo.
La editorial Rayo Verde nos presenta a Peter Terrin (ganador por esta novela
del Premio de Literatura de la Unión Europea y el Premio de
Literatura OKO en Bélgica) el cual nos conduce a través de una historia con
apenas dos personajes principales, los cuales esperan el GRAN acontecimiento
que de validez a su aislamiento (¿holocausto mundial?, ¿prueba para ascender a
un nuevo puesto?) y de paso volviendo loco de remate al lector que se acerque a
sus páginas, poniendo al límite su sana paciencia.
El vigilante
podríamos englobarla dentro de un auténtico y esquizofrénico tour de force para todos los sentidos, y
más ciñéndonos al estilo seco y crudo de un Peter Terrin desatado que no deja supervivientes por el camino: o
te subes al carro desde sus primeras páginas o estás ya perdido hasta su delirante
final.
La novela está narrada casi en su totalidad a través de uno
de los vigilantes, por lo que el componente psicológico está más que asegurado al
encontrar en su testimonio rastros de realidad que se confunden claramente con
cierto componente fantástico que no podemos dejar de lado bajo ninguna
circunstancia.
Peter Terrin ha
escrito una novela corta (pero cargada de una densidad tan acuciante como la
oscuridad que rodea a nuestros protagonistas en el aparcamiento), en la que los
sentimientos de miedo e incertidumbre son muy palpables.
En definitiva: Es indudable que estamos ante una novela
original en su planteamiento inicial, pero demasiado delirante durante su
desarrollo, lo que lo convierte en uno de esos títulos que no se pueden
recomendar a la ligera y a cualquier tipo de lector.
Personalmente me ha parecido un título demasiado denso,
opresivo y oscuro en su balance general (quizás no he elegido el momento
oportuno para leerlo), lo que se traduce en que quién sabe si en un futuro
cercano le vuelva a dar una nueva oportunidad y entre de lleno en el juego tan
curioso que nos muestra el escritor belga en estas páginas.
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