martes, 30 de diciembre de 2014

Opinión Literaria: "El Vigilante" de Peter Terrin por Francisco José Arcos Serrano


“Esta novela nos muestra una sensación de irrealidad que deja marca en el lector”


Dos vigilantes, aislados en el aparcamiento de un edificio de lujo, esperan la llegada de su relevo y de las provisiones que les mantienen con vida. Tienen prohibido comunicarse con los residentes, y la situación se agrava cuando observan cómo todos excepto uno abandonan el edificio en el mismo día. La suposición de que en el mundo exterior haya ocurrido una catástrofe, la falta de provisiones y la posibilidad de que todo sea una prueba para conseguir un ascenso les llevarán al límite de su resistencia.

No puedo empezar la reseña de esta novela sin advertir que se trata de una de las novelas más extrañas y desconcertantes que me he echado a la cara desde hace bastante tiempo.

La editorial Rayo Verde nos presenta a Peter Terrin (ganador por esta novela del Premio de Literatura de la Unión Europea y el Premio de Literatura OKO en Bélgica) el cual nos conduce a través de una historia con apenas dos personajes principales, los cuales esperan el GRAN acontecimiento que de validez a su aislamiento (¿holocausto mundial?, ¿prueba para ascender a un nuevo puesto?) y de paso volviendo loco de remate al lector que se acerque a sus páginas, poniendo al límite su sana paciencia.

El vigilante podríamos englobarla dentro de un auténtico y esquizofrénico tour de force para todos los sentidos, y más ciñéndonos al estilo seco y crudo de un Peter Terrin desatado que no deja supervivientes por el camino: o te subes al carro desde sus primeras páginas o estás ya perdido hasta su delirante final.

La novela está narrada casi en su totalidad a través de uno de los vigilantes, por lo que el componente psicológico está más que asegurado al encontrar en su testimonio rastros de realidad que se confunden claramente con cierto componente fantástico que no podemos dejar de lado bajo ninguna circunstancia.

Peter Terrin ha escrito una novela corta (pero cargada de una densidad tan acuciante como la oscuridad que rodea a nuestros protagonistas en el aparcamiento), en la que los sentimientos de miedo e incertidumbre son muy palpables.

En definitiva: Es indudable que estamos ante una novela original en su planteamiento inicial, pero demasiado delirante durante su desarrollo, lo que lo convierte en uno de esos títulos que no se pueden recomendar a la ligera y a cualquier tipo de lector.

Personalmente me ha parecido un título demasiado denso, opresivo y oscuro en su balance general (quizás no he elegido el momento oportuno para leerlo), lo que se traduce en que quién sabe si en un futuro cercano le vuelva a dar una nueva oportunidad y entre de lleno en el juego tan curioso que nos muestra el escritor belga en estas páginas.

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