miércoles, 14 de mayo de 2014

¿Como crear? por Miguel Aguerralde

 

Estrenamos la nueva sección ¿cómo crear? de la mano de Miguel Aguerralde.

 

En esta sección conoceremos los secretos o técnicas que utiliza cada escritor a la hora de crear una nueva novela. Diferentes escritores nos enseñarán los procedimientos que, en particular, ellos siguen.

Contaremos con un nuevo artículo cada 15 días.

Espero que disfrutéis de esta nueva novedad ya que podemos aprender mucho sobre ello. 



DESDE LA PÁGINA EN BLANCO
Por Miguel Aguerralde


La página en blanco. Para muchos, el terror, la inquietud, el desvelo. Yo prefiero verlo como un espacio de ilusión, un lienzo que llenar con letras agrupándolas de la mejor manera posible. A veces se acierta y otras no, pero bueno, hay más lienzos.

Lo importante a la hora de empezar a pintar palabras en nuestra página en blanco es saber, tener a mano, las principales, las que permitan que nuestra historia crezca y nos lleve al desenlace deseado. Y para eso uno no se sienta y empieza a teclear con rabia, no, las musas no van a escribir por ti una obra maestra. No se trata de si prefieres mapa o brújula para escribir, sino que antes de empezar hay que saber, al menos, de qué carajo va lo que quieres contar.

En mi caso, soy incapaz de comenzar un nuevo cuento o novela larga sin acometer los siguientes pasos. No es algo que me imponga, es que mi parte raional los necesita para ordenar lo que mi imaginación produce como imágenes e ideas inconexas.

 

En primer lugar, necesito que haya nacido una idea.No soy capaz de sentarme a pensar sobre qué escribir, sino que de cuando en cuando me asaltan ideas, posibilidades, que a menudo nacen de sueños, de conversaciones o de otro tipo de influencias como el cine o los videojuegos, y tengo que apuntarlas. Esa idea, seguramente muy vaga, pura materia prima, necesita ser desarrollada para poderla plantear como un punto de partida para algo más. Y eso es lo primero que hago. Me apaño un cuaderno y empiezo a darle vueltas a la idea hasta que se me ocurre qué hacer con ella. Es decir, lo primero es averiguar qué quiero contar a partir de esa idea.


Por ejemplo, antes de comenzar "Despiértame para verte morir" soñé que veía en la televisión mi propio asesinato como si alguien entrara en mi casa y se me acercara por detrás para estrangularme mientras yo miraba la tele, donde lo estaban retransmitiendo. A partir de ahí tuve que ingeniármelas para hacer crecer todo alrededor de esa escena.

Así empiezo a llenar de ideas y tachones ese cuaderno. Le dedico varios días y muchas horas a trazar diferentes líneas argumentales, hilos de los que tirar, posibles tramas y subtramas, que de momento sólo son fantasmas. La mayoría no llegarán a materializarse. Finalmente elijo las que me puedan parecer más interesantes o que me ofrezcan más posibilidades, y que sean originales y atractivas. Con las líneas argumentales más o menos escogidas, debería ser capaz de diseñar en un puñado de puntos un pequeño esquema previo del argumento global de la novela. Es decir, no sólo de qué va sino a dónde va y por qué recorrido. Ya digo, todo esto constituye un esqueleto muy endeble y flexible, sin duda muy incompleto, pero al menos supone un punto de apoyo sobre el que ir colocando todo lo demás.

Es importante señalar que en este punto ya he dedidido de qué quiero hablar y veo qué necesito saber para hacerlo. Tengo entonces que recopilar toda la información que crea oportuna para dominar en lo posible los asuntos que va a tratar la novela. Por ejemplo, en el caso de "Despiértame para verte morir" necesité revisionar películas de temática judicial, aclarar dudas sobre algunas leyes americanas, funcionamiento de los procesos judiciales por asesinato, y un largo etcétera. En "Caminarán sobre la tierra" pasé meses estudiando sobre barcos hundidos, sobre ritos vudú y biografías autorizadas y no autorizadas de Cristóbal Colón. Para escribir "Noctámbulo" me empapé de leyendas vampíricas centroeuropeas y antes de empezar "Última parada: la casa de muñecas" me sumergí varias veces, linterna en mano, en los túneles abandonados de las Palmas que aparecen en la novela. Todo lo que aprenda, vaya a usarlo luego o no, va a la libreta. Nunca se sabe.

Lugares, tiempos, fichas de personajes.
Con ese primer esqueleto sosteniendo mi embrión de novela puedo ir colocando las diferentes capas. Si tengo claro dónde transcurre la historia, me ayuda anotar una breve explicación de qué puntos del entorno son importantes para ella. Igual con la época: si he decidido un presente, pasado o futuro, apunto qué aspectos de ese tiempo quiero remarcar, es decir, por qué necesito que la historia suceda en ese momento. A continuación, hago una tabla en la que decido los nombres de los personajes principales y secundarios, que por supuesto pueden cambiar y cambiarán de aquí al final, y breves pinceladas de su caracter y biografía. El aspecto físico sólo si tiene incidencia de algún modo en su forma de ser o en su relación con los demás.


En "Despiértame para verte morir" tuve que decidir quién era Marcus Crane, por qué le pasaba lo que le pasaba y cómo iba a llevarlo hasta el desenlace. También qué personajes iban a cruzarse en su camino y qué relación tenían con él, además de dejar claro quién era cada uno para saber cómo se comportarían durante la novela. Lo fundamental en este libro fue establecerlo en un tiempo pasado, para que la tecnología no se cargara el suspense, y en un estado americano donde permaneciera en vigor la pena de muerte. Sin atender a estos dos puntos, la novela entera se hubiera desmontado por sí sola.

A estas alturas medio cuaderno puede estar lleno de borrones, de ideas confusas y de aportes marginales, de los que algunos entrarán en la novela y muchos no. Probablemente en mi cabeza estén revoloteando mil imágenes y posibilidades, de manera que establezco y repito sobre el papel una y otra vez la línea argumental principal, añadiendo o quitando en cada una, hasta quedarme con la que mejor me encaje. Esta línea argumental tiene que estar clara antes de empezar a escribir, básicamente para saber por dónde hacerlo.

En este momento del proceso me gusta hacer mapas conceptuales que entrelacen las diferentes tramas. Algo así como el plano del metro donde las líneas tejen una red de estaciones, que en este caso serían las escenas principales que quiero contar. Hasta aquí la novela apenas ha pasado de un estado fetal, practicamente todo es flexible y cambiante y, como mucho, este mapa explicará un primer tercio, el punto de arranque, y luego crecerá a partir de él.

Solamente si hace falta, si la novela es larga o conlleva una cierta cantidad de personajes y subtramas y, por lo tanto, de escenas, y si tengo muy claro cómo quiero que termine, redacto una especie de cronología, similar a un guión, que me guíe a la hora de escribir. No es lo normal en mi caso, tener decidido el final, pero al menos hasta donde tenga decidido me gusta ir estableciendo el recorrido de la novela. Sería algo así como una línea del tiempo donde cada escena queda señalada con una breve descripción de un puñado de palabras. Es una guía, sin más, pero puede aclararte muchas dudas a la hora de lanzarte a teclear. Evita los bloqueos y los espacios en blanco, especialmente si no dispones de un horario establecido para escribir o si no depende de ti respetarlo, y pueden pasar días entre una sesión de escritura y la siguiente.

 Ahora, también lo reconozco, me río yo de estos guiones.

A veces salen muy bien, y ayudan. En "Despiértame para verte morir" el guión estuvo casi decidido desde el principio. Entraron y salieron escenas y el tercer acto cambió bastante, pero como tenía muy claro el principio y el final, el guión fue una buena idea.

Pues nada, a escribir.
Con la cronología/guión sostienendo las escenas y con los personajes decididos, sería raro que no se me haya ocurrido ya una primera línea, quizá un párrafo entero, y siguiendo la inercia puedo ir completando los capítulos. Antes solía hacerlo en un cuaderno a mano, para poder añadir notas, dibujos y escribir en cualquier lugar, tanto en casa como en el trabajo y hasta en el autobús si hace falta. Es como más me gusta. Sin embargo, dependiendo de la novela, si lo tengo muy claro y me ataca la pereza lo hago directamente en el Word. La ventaja de hacer a mano el primer borrador es también que al pasarlo a ordenador ya lo estás repasando, corrigendo y evaluando. Pero vamos, son manías.

Ya sea en cuadernos o en el PC, la primera versión de la novela es siempre una chapuza. Antes de pensar si quiera en que esté terminado lo releo todo del tirón, tachando y corrigiendo, porque seguramente a lo largo de la escritura se me hayan ido ocurriendo escenas nuevas o cambios en las que ya tengo. Así, que podría decir que la primera versión que guardo como "novelaprimerborrador.doc" es, probablemente, la tercera. Y una vez cerrado el archivo así, me olvido de él tan rápido y con tantas ganas como pueda. Los videojuegos son una buena manera de lograrlo.

Desde que terminé aquella primera versión hasta que vuelvo a abrir el archivo han pasado semanas, quizá un mes o más, durante las que he jugado, leído y visto otras historias. Raro sería que con todo ese batiburrillo en la cabeza no se me hubiera ocurrido algún cambio en mi novela. El proceso de revisión es terrible, tedioso y parece no terminar nunca, sin embargo todo lo que no cambies ahora quizá después sea una lacra que se cargue el conjunto. Si puedes recortar, recorta. Si hay algo que añadir, cuidado. Si la vuelves a leer y no sientes un cosquilleo en plan "cómo mola esto que he escrito, parece mentira que lo haya escrito yo", vuelve a cerrar el archivo y empieza otra cosa. Pero si es así y la puedes dar por terminada con un gran OK, es el momento de enviarla a tus lectores de confianza, "cerrar los dedos y cruzar los ojos", y esperar su respuesta. Más te vale hacerles caso, los editores no serán tan benévolos diciéndote dónde falla tu novela, y en todo caso será ya demasiado tarde.

Y así, más o menos, se van los seis o siete meses que puedo tardar en tener lista la primera versión "mostrable" de una novela.
  



Gracias a Miguel Aguerralde por la colaboración y por la seriedad con la que se ha tomado este artículo. También agradecer las imágenes que ha aportado para demostrarnos algunos de sus procedimientos. Ha sido todo un placer Miguel, un fuerte abrazo.

2 comentarios:

  1. Muchísimas gracias, encantado de aportar. Me hacéis sentir honrado.

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  2. Ha sido todo un placer.

    La aportación es genial y servirá de ayuda a muchos :D

    Gracias por colaborar!!

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